El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, asumirá el cargo el 20 de enero de 2025, marcando el inicio de un periodo de incertidumbre económica y política para México. Las amenazas de aranceles del 25% y la posible revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2026 representan desafíos significativos para el modelo de desarrollo nacional. En este contexto, la innovación sostenible debe pasar de ser un ideal aspiracional a una estrategia imperativa y estructural.
Hoja de ruta para la innovación sostenible mexicana bajo la nueva era Trump
Para trazar una hoja de ruta sólida hacia la innovación sostenible, México debe adoptar un enfoque que combine creatividad, tecnología y sostenibilidad. La implementación de hubs de innovación que integren universidades, empresas y gobiernos locales podría acelerar la creación de soluciones disruptivas en sectores clave como la energía, el transporte y la agroindustria. Estos espacios deben estar orientados a desarrollar proyectos que utilicen tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, la blockchain y el Internet de las cosas (IoT) para optimizar recursos, reducir emisiones y generar valor agregado.
El diseño de políticas públicas debe priorizar la asignación de fondos a la investigación y desarrollo (I+D), incentivando la creación de startups y empresas tecnológicas capaces de competir en el mercado global. Además, fomentar una cultura de innovación abierta permitirá a las empresas y al gobierno colaborar con actores internacionales, accediendo a nuevas ideas y mejores prácticas.
Claudia Sheinbaum ha presentado el ‘Plan México’ con el objetivo de atraer inversiones por 277,000 millones de dólares , reducir la dependencia de las importaciones asiáticas y consolidar a México como un destino estratégico para la relocalización de empresas. Este plan, enfocado en los sectores de bienes de consumo, industria automotriz, tecnologías de la información, turismo y energía, busca fortalecer la economía nacional y alinear las estrategias económicas con principios de sostenibilidad y resiliencia. Sin embargo, para que estas iniciativas sean efectivas, México debe abordar varios temas críticos con una visión integral y coordinada.
La sostenibilidad debe ocupar un lugar central en las operaciones empresariales y en la formulación de políticas públicas. Esto implica no solo reducir las emisiones de carbono o mejorar la eficiencia energética, sino transformar las cadenas de suministro para hacerlas más resilientes y sostenibles. Aquí, la innovación juega un papel crucial: desde el desarrollo de tecnología para la mejor gestión del agua, energía, residuos y emisiones, hasta la creación de plataformas digitales que optimicen la logística y el comercio internacional. Frente a las amenazas arancelarias y las políticas proteccionistas de Estados Unidos, México debe destacar por la calidad y sostenibilidad de sus exportaciones. La industria manufacturera, en particular, tiene la responsabilidad de liderar este esfuerzo, mostrando que los productos "Hecho en México" cumplen con los estándares más exigentes de calidad e innovación.
Paralelamente, México enfrenta una grave crisis hídrica que pone en riesgo tanto su estabilidad ambiental como económica. La gestión sostenible de los recursos naturales debe convertirse en una prioridad absoluta. Es imperativo fomentar el desarrollo de tecnologías avanzadas, como sistemas de monitoreo basados en IoT para gestionar recursos hídricos, y soluciones de economía circular que promuevan la reutilización eficiente de materiales. La inversión en estas áreas no solo aliviaría la presión sobre los recursos naturales, sino que también posicionaría a México como un líder en innovación ambiental.
El éxito de cualquier estrategia nacional depende de las personas que la implementan. Por ello, es esencial promover programas educativos orientados al desarrollo de habilidades en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), así como en competencias digitales. Las pequeñas y medianas empresas, que representan el 99% del tejido empresarial mexicano, deben ser el foco de estas iniciativas, apoyándolas para incorporar tecnologías innovadoras y prácticas sostenibles que fortalezcan su competitividad.
Aunque el nuevo contexto político y económico representa grandes retos, también ofrece una oportunidad única para que México redefina su papel en el escenario global. La presión externa puede ser el catalizador que acelere la transición hacia un modelo de desarrollo más justo y sostenible. Para lograrlo, es crucial integrar principios de innovación en todas las dimensiones del desarrollo nacional: desde políticas públicas orientadas al progreso tecnológico hasta estrategias empresariales que prioricen la creatividad, la sostenibilidad y la resiliencia.
El desafío es claro: convertir la adversidad en una oportunidad mediante la innovación. Solo a través de un esfuerzo colectivo, inclusivo y transformador será posible construir un futuro resiliente, próspero y sostenible para México.
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Nota del editor: Pablo Necoechea es experto en innovación, sustentabilidad y responsabilidad social empresarial. Es Licenciado y Maestro en Desarrollo Económico por la Universidad Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Maestro en Innovación y Competitividad por Deusto Business School, Maestro en Economía por la Universidad Complutense de Madrid, y Doctor en Economía y Gestión de la Innovación del Programa Interuniversitario de la Universidad Autónoma de Madrid, Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Politécnica de Madrid. Actualmente es Director Regional de EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey para CDMX y Región Centro Sur. Síguelo en X como @pablonecoechea y/o escríbele a pablonecoechea@gmail.com Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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