“Seguir este camino (de Emisiones Netas Zero) representa la mejor oportunidad del mundo para evitar los peores efectos del cambio climático y requiere acelerar la transición a fuentes de energía que no emitan, como la eólica y la solar; aumentar la eficiencia energética; electrificar el transporte, la industria y los edificios; ampliar el uso de hidrógeno limpio y otros combustibles de bajas emisiones; e invertir en tecnologías de reducción de emisiones, incluidas las tecnologías de emisiones negativas”, asegura la AIE.
Si bien, los combustibles fósiles representan más del 80% de la producción de energía en todo el mundo, de acuerdo con Naciones Unidas, las fuentes de energía limpias cada vez ganan más fuerza. Cerca del 29% de la electricidad proviene actualmente de fuentes de energía renovables. Esta transición llevará a una transformación del mercado mismo. Habrá una mayor demanda por materias primas que se utilicen en la industria de las renovables, como el litio o el cobre, y una menor demanda en combustibles fósiles, lo que al final impactará en el precio.
Durante los últimos 10 años, los dos principales referentes en el mercado energético han caído. El precio de West Texas Intermediate (WTI) acumula una baja de 22.6% y el Brent de 25.5%. Sin embargo, a decir de los analistas, la reducción de precio no está relacionada con la transición energética.
“Se va avanzando de manera muy gradual hacia la transición a energías renovables, que si bien existen planes para que se cumplan con estos objetivos, pues son planes a ejecutar incluso en algunas décadas. En este momento, yo creo que los inversionistas están más centrados en temas coyunturales y de corto plazo”, señala Janneth Quiroz, directora de análisis económico y bursátil de Monex.
Si bien, el precio de los energéticos convencionales aún no tienen un impacto por la transición energética, tarde o temprano llegará. “La transición energética es un tema con miras de largo plazo, aunque también ya influye en las decisiones de inversión actual. Las necesidades de financiamiento y transformación de infraestructura son temas críticos, donde las empresas que negocian commodities no son la excepción”, asegura el equipo de análisis de Banorte.
Norbert Rücker, jefe de economía e investigación de Next Generation, Julius Baer, señala que la transición energética ocurre diariamente en las decisiones tomadas por hogares y empresas al comprar vehículos eléctricos o bombas de calor, o al obtener energía y combustibles limpios, y que, para la mayoría de estas elecciones, la rentabilidad ya favorece la transición.
“A largo plazo, la transición energética parece un súper ciclo de innovación, en gran parte no limitado por capital ni tecnología, sino principalmente por comportamiento y diseño de mercado”, apunta Rücker.