Se desaprovecha la oportunidad
Pese a contar con regulaciones y herramientas específicas, México no está aprovechando el financiamiento sostenible disponible, advirtió Rodolfo Lacy, cofundador de Biósfera 2 México. Señaló que el país ocupa el lugar 15 de 20 en transparencia financiera sustentable, muestra de una desconexión entre la arquitectura financiera y la capacidad real para acceder a ella. Mientras tanto, las inversiones verdes siguen siendo marginales y la economía continúa fuertemente anclada a los combustibles fósiles.
Lacy advirtió que esta dependencia frena la transformación económica y limita la soberanía tecnológica. Afirmó que el reto no es simplemente adquirir tecnología extranjera, sino generar riqueza interna mediante empleos, innovación e infraestructura verde. Llamó a aprovechar los mecanismos de transferencia tecnológica del Acuerdo de París y a establecer políticas de Estado, como fijar una fecha límite para otorgar placas a autos de combustión y acelerar la transición hacia la movilidad eléctrica nacional.
En un panel sobre financiamiento sostenible, Mark Thomas, director del Banco Mundial para México, Colombia y Venezuela, señaló que los desafíos del país van más allá del acceso a fondos o de las clasificaciones técnicas. Planteó que México requiere inversiones masivas, especialmente en infraestructura que no siempre se etiqueta como verde, pero que es fundamental para habilitar la transición energética.
“La principal restricción para el crecimiento económico, la reducción de la pobreza y el progreso social en México es la falta de infraestructura de transmisión eléctrica. Aunque no siempre se considera una inversión verde, la transmisión es el cuello de botella que limita la participación del sector privado en la generación renovable. Sin atender esta falla estructural, el país seguirá estancado en su capacidad para atraer capital al sector energético limpio”, afirmó.
Lacy también criticó la complejidad del flujo de fondos climáticos, cuya cadena de intermediarios encarece los proyectos y aleja los recursos de las comunidades que más los necesitan. Señaló que, en numerosos casos, financiadores han rechazado iniciativas locales mientras los recursos terminan concentrándose en grandes corporaciones.
Concluyó con un llamado a reformar la “cascada de seguridad bancaria”, para garantizar que el financiamiento climático llegue de manera directa y eficiente a los territorios vulnerables y México pueda avanzar hacia un futuro verdaderamente sostenible y resiliente.