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México pierde inversión por falta de aplicación de la Taxonomía Sostenible

Expertos señalaron que México enfrenta rezago en inversión, falta de proyectos bancables y necesidad de políticas firmes para acelerar la infraestructura sostenible.
lun 08 diciembre 2025 08:40 AM
taxonomia e inversion
Los expertos señalaron que la Taxonomía Sostenible aporta claridad sobre hacia dónde orientar el financiamiento y la inversión, un elemento clave para reducir la brecha de 13.6 billones de pesos en financiamiento sostenible. (baona/Getty Images)

México atraviesa un momento decisivo en materia de infraestructura sostenible. Aunque el discurso público reconoce la urgencia climática y la necesidad de modernizar sectores estratégicos como energía, agua y transporte, la realidad muestra un rezago significativo respecto al nivel de inversión que requiere un país que aspira a ser competitivo y resiliente ante los desafíos ambientales, sociales y de gobernanza.

Durante la 4ª Cumbre de Sostenibilidad “México y la Nueva Gobernanza Sostenible”, organizado por HUB Cumbres, representantes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del Banco Mundial, de Banobras y de la asociación civil Biósfera 2 coincidieron en que la baja inversión en infraestructura sostenible responde, en gran medida, al limitado uso de la Taxonomía Sostenible de México, herramienta indispensable para orientar y acceder a financiamiento verde.

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En ese contexto, los especialistas recordaron que el país destina apenas entre 2.3% y 3% del PIB a infraestructura, cuando debería invertir al menos 5.8% para cerrar brechas históricas. Este déficit se agrava con el bajo gasto en innovación: México invierte 0.27% del PIB en investigación y desarrollo, muy por debajo del promedio de 2.7% de la OCDE.

Virna Gutiérrez, directora de Análisis del Negocio y. Estrategia de Sustentabilidad de Banobras, subrayó que uno de los principales retos es lograr una comprensión homogénea de lo que implica la sostenibilidad en los proyectos públicos y privados. No obstante, reconoció los avances derivados de la publicación de la Taxonomía Sostenible de México por la SHCP en 2023, instrumento que establece un lenguaje común para clasificar actividades realmente sostenibles.

“La taxonomía es un sistema de clasificación que define métricas, umbrales, criterios de no daño significativo y salvaguardias mínimas para evaluar actividades. Este marco aporta claridad sobre hacia dónde orientar el financiamiento y la inversión, un elemento clave para reducir la brecha de 13.6 billones de pesos en financiamiento sostenible”, explicó.

Por su parte, Laura Ripani, representante del BID en México, coincidió en que la taxonomía representa un paso decisivo hacia la sostenibilidad. Destacó que brinda certeza a los inversionistas y orienta el gasto público bajo criterios sociales y ambientales, convirtiéndose en un referente para otros países de la región.

En el mismo sentido, Rapini enfatizó la necesidad de que los proyectos estén mejor estructurados, o sean “bancables”, para facilitar la coinversión mixta (pública y privada). Subrayó que la falta de estructuración limita el acceso a recursos, especialmente en regiones rezagadas como el sureste del país. Agregó que planes nacionales como Plan México deben priorizar infraestructura sostenible y adoptar estándares internacionales, además de fortalecer la formación de talento especializado para impulsar proyectos verdes y resilientes.

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Se desaprovecha la oportunidad

Pese a contar con regulaciones y herramientas específicas, México no está aprovechando el financiamiento sostenible disponible, advirtió Rodolfo Lacy, cofundador de Biósfera 2 México. Señaló que el país ocupa el lugar 15 de 20 en transparencia financiera sustentable, muestra de una desconexión entre la arquitectura financiera y la capacidad real para acceder a ella. Mientras tanto, las inversiones verdes siguen siendo marginales y la economía continúa fuertemente anclada a los combustibles fósiles.

Lacy advirtió que esta dependencia frena la transformación económica y limita la soberanía tecnológica. Afirmó que el reto no es simplemente adquirir tecnología extranjera, sino generar riqueza interna mediante empleos, innovación e infraestructura verde. Llamó a aprovechar los mecanismos de transferencia tecnológica del Acuerdo de París y a establecer políticas de Estado, como fijar una fecha límite para otorgar placas a autos de combustión y acelerar la transición hacia la movilidad eléctrica nacional.

En un panel sobre financiamiento sostenible, Mark Thomas, director del Banco Mundial para México, Colombia y Venezuela, señaló que los desafíos del país van más allá del acceso a fondos o de las clasificaciones técnicas. Planteó que México requiere inversiones masivas, especialmente en infraestructura que no siempre se etiqueta como verde, pero que es fundamental para habilitar la transición energética.

“La principal restricción para el crecimiento económico, la reducción de la pobreza y el progreso social en México es la falta de infraestructura de transmisión eléctrica. Aunque no siempre se considera una inversión verde, la transmisión es el cuello de botella que limita la participación del sector privado en la generación renovable. Sin atender esta falla estructural, el país seguirá estancado en su capacidad para atraer capital al sector energético limpio”, afirmó.

Lacy también criticó la complejidad del flujo de fondos climáticos, cuya cadena de intermediarios encarece los proyectos y aleja los recursos de las comunidades que más los necesitan. Señaló que, en numerosos casos, financiadores han rechazado iniciativas locales mientras los recursos terminan concentrándose en grandes corporaciones.

Concluyó con un llamado a reformar la “cascada de seguridad bancaria”, para garantizar que el financiamiento climático llegue de manera directa y eficiente a los territorios vulnerables y México pueda avanzar hacia un futuro verdaderamente sostenible y resiliente.

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