Javier Arribas Quintana, ministro consejero de la Delegación de la Unión Europea en México, explicó que “son estructuras nacionales de inversión que están emergiendo como un modelo prometedor para dirigir el dinero a donde más impacto genera”.
El concepto cobra relevancia ante la creciente urgencia por movilizar recursos para la transición energética. De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía (IEA), los países en desarrollo necesitarán más de 2.8 billones de dólares anuales en inversión sostenible para 2030 si se quiere cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Sin mecanismos de coordinación nacional, gran parte de esos flujos se dispersa o se pierde en proyectos aislados.
Sudáfrica y Brasil presentaron sus experiencias durante el encuentro. Crispian Olver, subdirector de la Comisión Presidencial de Cambio Climático sudafricana, contó que su Plataforma País, lanzada en la COP26, permitió fortalecer una Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) más ambiciosa, centrada en electricidad, vehículos eléctricos e hidrógeno verde.
Por su parte, Ivan Thiago, subsecretario de Financiamiento para el Desarrollo Sostenible del Ministerio de Finanzas de Brasil, explicó que su país diseñó su plataforma bajo principios de flexibilidad y conexión entre actores financiadores y sectores prioritarios. Detalló que ya ha integrado 15 proyectos que representan cerca de 23,000 millones de dólares, principalmente en energía, movilidad sostenible y bioeconomía.