Primero se hizo responsable del negocio de fondos de inversión, luego le extendieron la estancia por un año más y en el momento que iba a salir, su jefa, que era la responsable de la división de mercados financieros, se fue, y Sacristán tomó la decisión de dejar BBVA y aplicar para esa posición. Y así, un lapso que inicialmente iba a ser de dos años, se convirtió en 15, en los que fue responsable de la división de mercados financieros, directora general de BID Invest y miembro del Comité de Inversión de BID Lab. En ese periodo, el organismo invirtió alrededor de 50,000 millones de dólares en iniciativas con impacto.
Su paso por el BID la transformó. El impacto dejó de ser una meta profesional y se convirtió en una filosofía de vida que la lleva a colaborar en diversas fundaciones y eventos para promover este tipo de inversiones. “Cuando tienes la suerte de trabajar en algo que te gusta, que te apasiona y además generas, o al menos ayudas a generar impacto positivo, siempre es un honor. No se puede tener más suerte”, dice.
Tras cerrar su ciclo en el BID, se propuso tomar un respiro con la idea de ir a Camboya, Kenia, Chiapas y la India, pero su parada en México cambió los planes. Después de participar en el Foro Latinoamericano de Inversión de Impacto (FLII), se quedó una temporada en el país y finalmente decidió establecerse. “Nunca había vivido en América Latina. Y vi que este era un gran país para terminar mi carrera”, afirma.
Tras considerar otras opciones, el año pasado se unió a Deloitte. Desde ahí trabaja en iniciativas como WorldClimate, con la que la consultora busca ser carbono neutral en 2040, y ya redujo 76% sus emisiones de alcance 1 y 2 desde 2019. O con WorldClass, con la que la firma se comprometió a mejorar la vida de más de un millón de personas a través de la educación y el emprendimiento y con herramientas para acceder a mejores empleos. Al cierre del año fiscal 2025, ya habían impactado a 735,000 personas.
Como socia líder de Sostenibilidad y Sector Público de Deloitte Spanish Latin America, acompaña a las empresas en el desarrollo e integración de estrategias ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) en sus modelos de negocio. “La sostenibilidad es un viaje de transformación, un maratón que implica revisar la forma en la que las organizaciones se entienden a sí mismas y cómo crean valor”, asegura.
Sacristán ha sido testigo y agente de cambio de cómo las empresas dejan de ver la sostenibilidad como un gasto o una carga regulatoria a entenderla como parte central del negocio. Aunque admite que muchas comienzan el camino por cumplir la regulación mínima.