En diciembre del año pasado, el Congreso de la Ciudad de México aprobó la implementación de un nuevo impuesto ecológico que entrará en vigor este 2025. La implementación de este impuesto busca desincentivar las emisiones de gases de efecto invernadero y promover la adopción de tecnologías limpias y prácticas más responsables con el medio ambiente, alineándose con el principio de "quien contamina tiene que pagar", señaló el legislador Royfid Torres de Movimiento Ciudadano.
Impuesto Ecológico CDMX: las claves de la nueva tarifa por contaminar
México no es ni punta de lanza ni mucho menos en este tipo de políticas. A nivel internacional, más de 40 ciudades y países han adoptado impuestos similares para combatir la contaminación desde hace décadas, y han logrado avances. Por ejemplo, en Reino Unido, las emisiones de carbono han disminuido a su nivel más bajo desde 1890 gracias a un precio mínimo de carbono de 18 libras por tonelada de CO2. En Suecia, el impuesto sobre el carbono ha contribuido a reducir las emisiones en 26% desde 1990, de acuerdo con la organización World Wild Life.
¿Qué es el impuesto ecológico?
Los impuestos ecológicos, también conocidos como impuestos verdes, son instrumentos fiscales que gravan actividades o productos perjudiciales para el medio ambiente. Su finalidad es incentivar comportamientos más sostenibles y recaudar fondos para proyectos ambientales.
En la Ciudad de México, este gravamen establece una cuota de 58 pesos por cada tonelada de dióxido de carbono (CO2) equivalente, metano, óxido nitroso, dióxido de azufre, PM10, PM2.5 y amoníaco emitida.
El impuesto está dirigido a personas físicas, morales, jurídicas y colectivas que posean fuentes fijas de emisiones, como fábricas y plantas de producción cuyas actividades generen contaminantes atmosféricos en la Ciudad de México. Y el pago deberá hacerse de manera anual.
Más allá de las intenciones recaudatorias
Aunque la recaudación de fondos es una consecuencia de estos impuestos, no es su principal meta, sino más bien su objetivo es modificar conductas, fomentando la reducción de emisiones y la adopción de tecnologías limpias.
De acuerdo con la ‘Encuesta Anual Mundial de Directores Ejecutivos 2022, de PwC, solo el 37% de los consultados dijo que tuvo en cuenta las emisiones de gases de efecto invernadero en su estrategia a largo plazo, a pesar de que 800 de las 2,000 empresas más grandes se han comprometido a tener cero emisiones netas; es decir, hace falta promover una mayor cultura de responsabilidad en las empresas.
Para ello, a nivel mundial, los impuestos verdes son una de las mejores herramientas, según PwC, el 30% de las emisiones globales totales de carbono están sujetas a un sistema de fijación de precios del carbono.
México no es el único lugar donde se avanza en este sentido, países como Brasil, Indonesia y Turquía están considerando introducir algún tipo de mecanismo de fijación de precios del carbono. De acuerdo con la consultora, si estas prácticas se adoptan globalmente, se podrían reducir las emisiones 12%.
Destino de lo recaudado
De acuerdo con el Congreso de la Ciudad de México, este impuesto “no sólo promueve la sostenibilidad ambiental mediante la reducción de emisiones contaminantes, sino que también genera recursos destinados a proyectos estratégicos”.
Los recursos obtenidos a través de este impuesto se destinarán a proyectos de movilidad, agua y seguridad, tres temas claves y urgentes a atender en la ciudad, con lo que se busca fortalecer la infraestructura urbana y mejorar la calidad de vida de los habitantes de la Ciudad de México.