Pero ¿por qué la sustentabilidad funciona como motor? En primer lugar, porque fortalece la gestión de riesgos. Ante la creciente volatilidad climática, la escasez de recursos y la presión regulatoria, las empresas que anticipan escenarios y actúan sobre su cadena de valor reducen su exposición. EY indica que una estrategia bien integrada mejora el rendimiento y permite capturar nuevas oportunidades.
En segundo lugar, los consumidores están exigiendo coherencia: más del 70 % de las personas afirma que compraría productos sostenibles si cuentan con certificaciones confiables, de acuerdo con Pacto Mundial. Ese comportamiento potencia la lealtad, impulsa la innovación en productos y servicios y favorece la diferenciación.
Un tercer vector decisivo es el acceso al capital. Los inversionistas institucionales ya no evalúan únicamente proyecciones financieras: analizan riesgos ESG, alineamiento con la transición ecológica y transparencia. La adopción de objetivos basados en ciencia (Science Based Targets Initiative, por ejemplo, cuenta con más de 10,000 empresas involucradas en 2025) se convierte en sello de credibilidad para atraer financiamiento. Las empresas que no logran demostrar compromisos sólidos y resultados verificables pueden quedar excluidas del portafolio de capitales “verdes”.
Además, la sustentabilidad exige innovar. Las compañías que reinventan sus modelos de negocio, por ejemplo optimizando eficiencia energética, cerrando ciclos productivos o repensando logística, reducen costos y tienen mejores márgenes. En Harvard Business Review destacan que transformar la operación hacia modelos sostenibles puede llegar a tener impacto comparable al que provocan la digitalización o la adopción de inteligencia artificial.
Así, la legitimidad frente a reguladores y sociedad es un componente estratégico. Normativas como la Directiva de Diligencia Debida en Sustentabilidad de la Unión Europea obligan a muchas empresas a transparentar impactos en sus operaciones y cadenas globales. En México y Latinoamérica, los criterios de responsabilidad social y ambiental forman cada vez más parte del escrutinio público e institucional, sobre todo ante el lanzamiento de las nuevas normas de sostenibilidad.
La sustentabilidad dejó de ser un costo para transformarse en una palanca de éxito. No basta con comunicar promesas ni adoptarlas como una campaña; la sustentabilidad debe integrarse en la estrategia, la operación y la rendición de cuentas. Las compañías que lo logren no solo sobrevivirán, sino que liderarán el mercado emergente, profundo y exigente que define nuestra era.
En línea con esta transformación empresarial hacia modelos más sostenibles, Expansión impulsa la formación de nuevos líderes con visión ESG a través de la Beca Expansión para el Diplomado ESG Change Management Program, una iniciativa que busca fortalecer las competencias de profesionales interesados en integrar criterios ambientales, sociales y de gobernanza en sus estrategias corporativas. Este programa, desarrollado por Revolution Sustainability Partners y con certificación del Centro UNESCO, ofrece herramientas prácticas para gestionar el cambio sostenible dentro de las organizaciones y posicionarlas frente a los retos globales de competitividad y responsabilidad. Aquí puedes conocer más detalles.