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¿Qué es la debida diligencia y por qué le debe importar a las empresas?

La debida diligencia se ha convertido en una herramienta clave para que las empresas gestionen los riesgos sociales, ambientales y de gobernanza en sus operaciones y cadenas de suministro.
vie 26 septiembre 2025 05:55 AM
Debida diligencia y sostenibilidad
La debida diligencia emerge como un proceso clave que permite a las empresas identificar riesgos, ajustar sus proyectos de inversión y transformar prácticas que tienen un impacto negativo en términos de sostenibilidad. (WANAN YOSSINGKUM/Getty Images)

Adoptar un enfoque de sostenibilidad en las compañías se ha vuelto indispensable para garantizar su permanencia en el largo plazo, ya que omitir los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) puede generar desde daños a la reputación hasta pérdida de competitividad.

Frente a este panorama, la debida diligencia emerge como un proceso clave que permite a las empresas identificar riesgos, ajustar sus proyectos de inversión y transformar prácticas nocivas en acciones responsables que generen valor para todos sus grupos de interés.

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Las organizaciones internacionales y los expertos señalan que este método resulta clave porque permite verificar el cumplimiento de los requisitos sociales y ambientales, garantizando así el desarrollo exitoso de los proyectos. “Asimismo, destacan que integrar un proceso de debida diligencia fortalece la relación con los distintos grupos de interés de la organización, incluyendo el consejo de administración, los colaboradores y los clientes, asegurando un desarrollo responsable de los proyectos.”

“Las empresas deben realizar un ejercicio de delimitación para identificar todas aquellas áreas de la empresa, subsidiarias y proveedores, en las que sea más probable que existan riesgos significativos asociados a las conductas empresariales responsables”, menciona en un reporte José Magro González, Senior Manager de Sostenibilidad y Buen Gobierno en KPMG.

Uno de los marcos que encaminan a las empresas para integrar un método de debida diligencia es la Guía de la OCDE para la Conducta Empresarial Responsable, que establece un proceso compuesto por seis pasos.

  1. Integrar políticas y sistemas de gestión que reflejen el compromiso de la empresa con prácticas responsables en todas sus operaciones y relaciones comerciales.
  2. Identificar y evaluar los impactos negativos reales o potenciales, priorizando según su gravedad y probabilidad.
  3. Detener, prevenir o mitigar los impactos adversos, ya sea mediante cambios en los procesos internos, la cadena de suministro o en la relación con terceros.
  4. Seguimiento de la implementación y resultados para verificar que las medidas aplicadas sean efectivas, ajustándolas cuando sea necesario.
  5. La empresa debe comunicar de forma transparente cómo está gestionando esos riesgos, tanto a nivel interno como hacia la sociedad.
  6. Contemplar la reparación de los impactos que se hayan materializado, a través de mecanismos que garanticen compensación o restitución a las personas y comunidades afectadas.

La OCDE destaca que seguir estos pasos permite determinar si la debida diligencia es proporcional al riesgo. En otras palabras, cuando la gravedad y la probabilidad de un impacto negativo son elevadas, el alcance de la debida diligencia debe ser más amplio.

Magro señala que la incorporación de políticas en los ámbitos de la Conducta Empresarial Responsable (CER), tal como lo establece la guía de la OCDE, puede favorecer que los sistemas de gestión se integren en los procesos habituales de la compañía.

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“A partir de estas áreas de riesgo identificadas, se evaluarán de manera reiterada y con creciente profundidad las actividades, proveedores y otras relaciones comerciales priorizadas.. El objetivo será identificar y evaluar los impactos negativos reales y potenciales”, agrega el ejecutivo de KPMG.

Por su parte, Clint Palermo, gerente sénior de Debida Diligencia de Diligent, explica en un análisis que el proceso de debida diligencia sostenible debe incluir una auditoría ambiental integral que contemple la huella del fabricante, el consumo de agua, las emisiones de carbono y la gestión de residuos.. La empresa también debe evaluar las prácticas laborales, la seguridad en el trabajo y la participación comunitaria.

“Con base en los hallazgos, la empresa podría negociar varios términos relacionados con sostenibilidad para proteger la transacción, como implementar una política de sostenibilidad formal y realizar auditorías anuales de terceros e hitos para mejorar las prácticas laborales y el cumplimiento ambiental”, comenta Palermo.

Pacto Mundial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aclara que implementar la debida diligencia en la empresa, no solo previene impactos negativos derivados de la actividad y entorno empresarial, sino que también redefine los mecanismos más apropiados para su prevención.

Otros de los beneficios que destaca la ONU es la atracción de inversionistas responsables que cada vez cobran un mayor protagonismo, ya que suelen invertir en activos que prometen rendimientos a largo plazo, siempre y cuando se mantenga un nivel de riesgo bajo y controlado. Además, estos mecanismos promueven la transparencia en los procesos de diligencia debida, lo que impacta positivamente en la trazabilidad de toda la cadena de valor.

“En definitiva, el respeto a los derechos humanos y al medioambiente no es negociable en la acción empresarial. Esta responsabilidad trasciende cualquier variable, consolidándose como un factor fundamental, sin importar el tamaño, sector, naturaleza, estructura o ubicación de la empresa”, recalca la organización internacional.

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ESG Organización de las Naciones Unidas

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