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Certificaciones verdes: nuevo estándar en las Fibras mexicanas

El sector inmobiliario ha volteado a ver a los certificados como una estrategia para materializar y mostrar sus esfuerzos en materia de sustentabilidad.
vie 23 agosto 2024 11:46 AM
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Las fibras inmobiliarias lideran las emisiones de bonos verdes y ligados a la sustentabilidad con más de 1,900 millones de dólares.

Las ciudades del mundo están contaminadas. La construcción de los inmuebles que las conforman es una de las actividades que más carbono emite a la atmósfera y que contribuye al deterioro del medio ambiente. Por ello, las edificaciones se han vuelto clave en los esfuerzos para reducir el daño al entorno.

¿Qué se hace en México? Una buena regla para medir las estrategias de sustentabilidad son las Fibras (Fideicomisos de Inversión en Bienes Raíces), que aglutinan no menos de 2,000 propiedades en el país.

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Estas lideran una tendencia al adoptar certificaciones ambientales para sus desarrollos e inmuebles administrados. El movimiento no solo responde a una creciente conciencia ambiental, sino que también representa una estrategia de negocio con múltiples beneficios y desafíos.

“Hoy en día, con los efectos del cambio climático que la gente ya nota, como las sequías, inundaciones y olas de calor, el tema ha llegado a la población en todo el mundo. Ya no es un tema de especialistas, sino una demanda general por un hábitat más adaptado al cambio climático y que contribuya a su mitigación", explica Jachen Schleich, representante de Minergie México, un sistema de certificación para edificaciones sostenibles.

Ana Karen Mora, asesora de los comités ASG (Ambiental, Social y Gobernanza) de la Asociación Mexicana de Fibras Inmobiliarias (Amefibra), señala que el sector se encuentra ya en un momento de estabilización y madurez en términos de sostenibilidad. "Llevamos cinco años en esta parte de medirnos, de compararnos y de ver nuestro crecimiento. Ahora estamos en un momento de mucho compromiso. Todas las Fibras tienen ya a una persona dedicada a los temas de sustentabilidad", afirma.

La especialista destaca que este compromiso no es el resultado de presiones externas o regulaciones, sino de una convicción interna del sector. Este enfoque proactivo ha llevado a las compañías a buscar oportunidades de financiamiento más alineadas con su visión de largo plazo, la cuál incluye la certificación de sus inmuebles como muestra tangible y pública de sus esfuerzos.

Los beneficios de las certificaciones ambientales son múltiples. En primer lugar, proporcionan una metodología de trabajo que guía el proceso de diseño hacia una edificación de calidad. Además, la certificación por un organismo independiente otorga credibilidad y garantía al proyecto. "Eso hace la diferencia, no eres tú mismo o el asesor de sustentabilidad quien dice que está bien, sino un tercero independiente que revisa y hace check, check, check. Eso le da credibilidad al cliente que lo compre", destaca Schleich.

Desde el punto de vista financiero, las certificaciones pueden abrir puertas a productos de crédito específicos. Mora explica que están en conversaciones con diferentes bancos privados que tienen productos de crédito hipotecario sostenible o verde, para los cuales las certificaciones facilitan el proceso de aprobación.

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En términos de rendimiento, las Fibras han observado beneficios tangibles. Mora comparte datos concretos: "Hicimos una comparativa entre nuestros edificios en el corredor Reforma, los certificados y los no certificados. Los certificados tienen un 8% menos de consumo de agua, 9% menos consumo de energía y 16% menos de gastos de mantenimiento".

Sin embargo, el camino hacia la sostenibilidad no está exento de desafíos. Uno de los principales es el costo inicial. Schleich menciona que en Suiza, donde Minergie lleva 25 años de operación, una construcción certificada cuesta entre un 7% y un 10% más que una convencional. No obstante, enfatiza que estos costos se recuperan rápidamente gracias a los ahorros en la operación.

Otro reto significativo es la resistencia de algunos inquilinos a compartir información sobre sus consumos energéticos y de agua. Mora señala que obtener estos datos de los inquilinos es una de las principales dificultades que enfrentan las Fibras.

El panorama de certificaciones en México es diverso. Mientras que sistemas como LEED son populares en grandes proyectos corporativos, otras certificaciones como Minergie buscan atender el mercado de vivienda con estándares exigentes pero menos complejos de implementar.

Un dato interesante es que, contrario a lo que se podría pensar, no son los rascacielos de oficinas los que lideran en certificaciones. Según Amefibra, son las naves industriales las que cuentan con más certificaciones y medidas sostenibles. Esto se debe en parte a que las grandes superficies industriales pueden lograr ahorros significativos en costos operativos al mejorar su eficiencia energética.

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No obstante, el sector no está exento de desafíos en el futuro. El nearshoring representa una oportunidad y un riesgo. "Sabemos que China creció muchísimo en las últimas décadas, pero ¿a costa de qué? A costa de su medio ambiente. Nosotros, y aquí creo que las Fibras jugamos un papel muy crítico, porque somos en donde van a llegar a instalarse estas nuevas empresas. ¿Cómo le hacemos para que esta nueva inversión sí llegue a México, pero lo haga de una manera ordenada, que respete y cuide también nuestros recursos?", advierte Mora.

El compromiso del sector con la sostenibilidad se refleja en cifras concretas. Según un comunicado reciente de Amefibra, las Fibras inmobiliarias en México cuentan actualmente con más de siete millones de metros cuadrados certificados bajo los más altos estándares internacionales. Además, lideran las emisiones de bonos verdes y ligados a la sustentabilidad con más de 1,900 millones de dólares.

Salvador Daniel Kabbaz Zaga, presidente de Amefibra, destaca que la asociación representa a 15 Fibras inmobiliarias que distribuyen rendimientos de siete sectores, con rentas en México derivadas de sus más de 2,000 propiedades. Además, 100% de las Fibras participan activamente en el Comité de Sustentabilidad, con reportes anuales en materia ASG.

A medida que el sector continúa su evolución, será crucial mantener un equilibrio entre la rentabilidad y la responsabilidad ambiental. "Creo que tendríamos que dejar de ver la sustentabilidad sólo como un negocio. Hay que hacer un cambio en el mindset y decir que aunque no sea rentable en el corto plazo, hay que invertir en eso. Hay un punto en el que ya se va a volver más caro, pero lo tienes que hacer porque el mundo lo necesita", concluye Ana Karen Mora.

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