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Sin tecnología propia ni uso de datos, México frena su arquitectura “verde”

La construcción sustentable tiene nuevos objetivos: no solo aminorar el impacto, sino regenerar, pero el país tiene retos para lograrlo.
jue 11 diciembre 2025 12:14 PM
México se queda corto en arquitectura sustentable aunque ya tiene la información para hacerlo mejor
Los despachos de arquitectura cuentan con herramientas brindadas por organizaciones como la Conuee y Conagua para implementar tecnologías pasivas, pero no se usan lo suficiente. (ANDRES MALLEN/Getty Images)

La conversación sobre construir de forma más eficiente y adaptada al clima avanza en México, pero este año incorpora un matiz que cambia el punto de partida: el país ya cuenta con información técnica que permitiría diseñar mejor, aunque rara vez se utiliza y carece de tecnología propia para sostener una transición amplia.

Con esa base incompleta, los avances se diluyen y la arquitectura sostenible permanece en una fase temprana, advierten especialistas.

El arquitecto Raúl Huitrón, académico del Tec de Monterrey y fundador de BIOMAH Architects & Energy Consultants, describe el momento como un proceso que todavía no despega del todo.

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“El camino ya inició (…) pero todavía estamos en una etapa bastante previa, con lo que viene a significar una especie de prólogo”, dijo.

Aunque hay mayor interés por tecnologías pasivas, captación de agua o análisis climáticos regionales, reconoce que su integración en proyectos aún es limitada.

Considera que uno de los obstáculos centrales es cultural y operativo, ya que las herramientas existen, pero no se emplean de manera sistemática.

La Comisión Nacional para el Uso Eficiente de Energía (Conuee) ofrece lineamientos para construir según clima y región, mientras que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) genera datos meteorológicos y de disponibilidad hídrica, datos que pueden orientar decisiones de diseño.

Sin embargo, su aplicación depende de la voluntad de cada equipo, lo que deja una brecha entre el conocimiento disponible y lo que ocurre en la práctica.

A ello se suma otro reto, la necesidad de desarrollar tecnología nacional para dejar de depender de soluciones importadas que no siempre se ajustan al clima, los costos o la capacidad productiva del país.

Para Huitrón, este punto define la velocidad del avance y afirmó que agua y energía deben manejarse como recursos finitos y no como insumos garantizados.

Ya no es una situación de moda o diseño, es una situación de supervivencia.
Raúl Huitrón

En su visión, los edificios requieren incorporar captación, tratamiento y reuso de agua, pavimentos permeables, ventilación natural y estrategias que reduzcan la dependencia a sistemas mecánicos de climatización.

Una transformación que busca regenerar, no solo mitigar

Mientras tanto, el debate público adquiere mayor complejidad. Durante el Foro Owens Corning 2025, arquitectos como Mario Schjetnan, Gabriela Carrillo y Javier Senosiain coincidieron en que la sostenibilidad ya no puede limitarse a reducir impactos.

En palabras de Schjetnan, “cada proyecto debe aportar funciones ecológicas que reparen suelo, agua y biodiversidad en el tejido urbano”. La idea desplaza el objetivo tradicional de mitigar y lo convierte en uno que exige beneficios ambientales tangibles.

El contexto que presentaron refuerza esta postura. La expansión urbana crecerá hasta alojar a casi 70% de la población mundial para 2050, lo que incrementará la demanda de agua, energía y materiales.

El sector construcción concentra alrededor de 38% de las emisiones de CO2 vinculadas con energía, consume cerca de 12% del agua dulce y utiliza 30% de las materias primas globales.

Los expertos plantean que las cifras obligan a repensar la relación entre ciudad y entorno y no solo a eficientarla.

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Gabriela Carrillo añade que la sostenibilidad no puede separarse de las condiciones sociales ni de las estructuras que moldean el territorio. “Sostenibilidad sin equidad es insuficiente; el diseño debe garantizar acceso, confort y dignidad”, dijo.

En su análisis, factores como la topografía, los flujos de agua, la tenencia de la tierra, la biodiversidad y los riesgos naturales no son información complementaria, sino el origen del diseño.

Esa lectura influye en cómo se interpretan los procesos de urbanización y en la manera en que deben construirse edificios, plazas o equipamientos.

Agua, urbanización y el reto de diseñar desde la información

El manejo del agua aparece como uno de los temas que articulan esta transición. Para Huitrón, el recurso debe entenderse como “un valor”, desde la captación hasta el reuso y el reciclaje.

Su planteamiento se enfoca en techos captadores, sistemas de absorción y parques húmedos capaces de mejorar el consumo, los microclimas y la resiliencia urbana. Gabriela Carrillo refuerza esta visión con proyectos que integran drenajes sostenibles, jardines de lluvia y sistemas que vinculan la arquitectura con los ciclos hidrológicos locales.

Ambos coinciden en que estos enfoques solo funcionan si parten del territorio y de la información disponible.

En la práctica, sin embargo, los datos públicos y las recomendaciones técnicas no se utilizan de manera extendida, lo que limita la capacidad de respuesta frente a la urbanización y los efectos climáticos.

El sector coincide en que la transición será progresiva. Huitrón la describe como un camino ya iniciado, pero aún sin consolidarse: “Este tipo de arquitectura […] es un camino sin retorno”.

El consenso entre los expertos apunta a que el avance dependerá de dos factores que hoy siguen fragmentados: desarrollar tecnología propia y hacer uso pleno de la información que el país ya genera.

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