Más que por convicción propia, los efectos del cambio climático están obligando a las empresas a cambiar su estrategia hacia una con enfoque ambiental, social y de gobernanza (ESG por sus siglas en inglés) y a sumar dentro de su lista de riesgos financieros al cambio climático. Uno de los casos más recientes fue el de Pemex, la segunda empresa más importante del país, de acuerdo con el ranking de ‘Las 500 empresas más importantes de México’, de Expansión. En un reporte, Pemex señala que las amenazas climáticas pueden deteriorar su viabilidad financiera, su reputación y la seguridad de sus operaciones, es por ello que este riesgo ya es considerado uno de los 10 a los que les dará mayor prioridad.
Considerar los riesgos climáticos en su estrategia financiera no es algo exclusivo de las grandes compañías. El aumento de la temperatura del planeta ha desencadenado una serie de eventos climáticos extremos, mismos que afectan las operaciones de las empresas y desata la urgencia de implementar estrategias para mitigar estos riesgos.
“Históricamente hubo falta de respeto o reconocimiento de los riesgos climáticos y la relación entre el sector privado y la naturaleza. Hemos visto a la naturaleza como una fuente de recursos para nuestra economía y teníamos la mentalidad de que eran ilimitados. Y ahora nos estamos dando cuenta que no es así, que los recursos naturales se pueden sobreexplotar, lo cual puede perjudicar el crecimiento y hasta la existencia de las empresas”, señala Boyd Cohen, profesor del departamento de Estrategia y Liderazgo del EGADE Business School, es por ello que las compañías ya están viendo la necesidad de tratar el tema como un elemento de riesgo grave en su negocio.