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Pedir regalos por e-commerce contribuye a que se genere 160 megatoneladas de CO2

Estudios advierten que la logística final del ecommerce ya emite lo mismo que 44 plantas de carbón, impulsada por devoluciones, entregas rápidas y consumo impulsivo.
sáb 27 diciembre 2025 07:00 AM
ecommerce y medio ambiente
La UNCTAD explica que uno de los grandes problemas es la alta tasa de devoluciones. Este proceso duplica recorridos, incrementa el consumo de materiales y, en algunos casos, deriva en la destrucción de mercancía que no puede reincorporarse a la cadena de venta. (Yaroslav Litun/Getty Images)

Cada compra en línea activa una cadena de emisiones que va desde centros de distribución operando de forma continua hasta flotas de reparto de última milla y un uso intensivo de empaques, muchos de ellos de un solo uso. La demanda de envíos exprés, cada vez más común, agrava este efecto al priorizar la rapidez sobre la eficiencia logística.

Los resultados del estudio de Clean Mobility Collective (CMC) y de Stand.earth Research Group (SRG) indican que la logística “última milla” (el tramo final del envío hasta el consumidor) podría ser responsable de 160 megatoneladas de CO2 cada año, equivalente a lo que emiten 44 centrales de carbón, esto porque la frecuencia de entregas, los retornos de productos y la necesidad de transporte rápido intensifican el impacto ambiental, incluso si se utilizan vehículos eficientes o eléctricos.

“Reducir las emisiones en el comercio electrónico es fundamental no solo para mitigar el cambio climático, sino también para garantizar la viabilidad a largo plazo de la economía digital y proteger la salud pública y los ecosistemas”, menciona un reporte de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).

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La UNCTAD explica que uno de los grandes problemas es la alta tasa de devoluciones, sobre todo en categorías como moda y electrónicos, donde una proporción significativa de productos regresa a los almacenes. Este proceso duplica recorridos, incrementa el consumo de materiales y, en algunos casos, deriva en la destrucción de mercancía que no puede reincorporarse a la cadena de venta.

Además, advierte que este modelo también conlleva problemas: cuando el reacondicionamiento de un producto devuelto resulta costoso, muchas empresas optan por destruirlo. Esta práctica genera entre cinco y 20 veces más emisiones de gases de efecto invernadero que su reutilización. Además, las tasas de devolución en el comercio electrónico son más altas, con alrededor de 30%, que en las tiendas físicas, que es el 9%, lo que provoca ciclos adicionales de transporte y, en muchos casos, un alarmante desperdicio.

Aunque el comercio electrónico ha ampliado el acceso a bienes y dinamizado la economía digital, especialistas de Clean Mobility Collective (CMC) y de Stand.earth Research Group (SRG) advierten que el consumo impulsivo de regalos refuerza un modelo intensivo en emisiones. Frente a este escenario, sugieren alternativas como consolidar envíos, elegir productos locales o digitales y preferir plataformas que transparenten su huella ambiental.

Empresas como Amazon, Mercado Libre, UPS, FedEx, DHL y Estafeta optan por cambiar sus vehículos de motor de combustible a eléctricos para aminorar su impacto, además de eficientar sus rutas para mejorar tiempos de entrega y de emisiones durante su operación.

Según reportes de sostenibilidad de Amazon y Mercado Libre, sus estrategias a nivel mundial han priorizado energías renovables en sus centros logísticos y el uso de rutas de entrega más eficientes, con el objetivo de disminuir las emisiones por paquete entregado. En paralelo, promueve iniciativas de economía circular, como la reutilización de empaques y la gestión responsable de devoluciones.

En el sector de mensajería y paquetería, UPS y FedEx han apostado por la modernización de sus flotas con vehículos eléctricos y de combustibles alternativos, así como por el uso de tecnologías de análisis de datos para optimizar rutas y reducir kilómetros recorridos. DHL, por su parte, mantiene su meta de cero emisiones netas mediante inversiones en aviación sostenible, electrificación del transporte urbano y edificios con mayor eficiencia energética.

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El consumidor como eje de cambio

El consumidor desempeña un papel central en la sostenibilidad del comercio electrónico, ya que sus decisiones de compra y hábitos de comportamiento influyen directamente en la huella de carbono del sector. Según la UNCTAD, el desafío para las empresas del sector no solo radica en seguir creciendo, sino en reducir su huella de carbono, mientras que para los consumidores implica replantear cómo sus decisiones de compra se alinean con los objetivos climáticos globales.

El Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) indica que una de las acciones más efectivas es evitar las devoluciones innecesarias. Comprar con mayor planeación, revisar tallas, especificaciones y reseñas reduce la probabilidad de regresar productos, un proceso que multiplica los trayectos de transporte y, en muchos casos, termina en la destrucción de los artículos. Optar por entregas estándar, en lugar de envíos exprés, también contribuye a disminuir emisiones al permitir rutas más eficientes.

“Nuestra investigación muestra que, en un escenario de ecosistema donde los actores públicos y privados colaboran eficazmente, las emisiones y las congestiones del transporte podrían reducirse en un 30 % hasta 2030, en comparación con un escenario de inacción. Además, la tecnología puede ayudar a reducir los costes de transporte en un 25 % al mismo tiempo”, destaca el WEF.

Por otro lado, el Trade and Sustainability Review resalta que el consumidor puede además agrupar compras en un solo pedido para reducir el número de envíos y elegir opciones con empaques reutilizables o mínimos cuando estén disponibles. Priorizar marcas y plataformas que informan sobre su huella ambiental, utilizan materiales reciclados o cuentan con programas de logística sustentable es otra forma de incentivar prácticas responsables en el sector.

Shamika Sirimanne, directora de la División de Tecnología y Logística de la UNCTAD, dice que prolongar la vida útil de los productos como repararlos, reutilizarlos o revenderlos y apoyar modelos de economía circular ayuda a reducir la demanda de nuevos bienes y las emisiones asociadas a su producción y distribución.

“Así, pequeñas decisiones cotidianas en el comercio electrónico pueden traducirse en una reducción significativa del impacto ambiental colectivo”, menciona Sirimanne.

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Comercio electrónico Medio ambiente

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