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En Navidad, los mexicanos desperdician 30 millones de toneladas de comida

El consumo excesivo en Navidad y Fin de Año dispara los desechos orgánicos. Expertos llaman a planear compras, aprovechar sobras y separar residuos.
mié 24 diciembre 2025 05:55 AM
navidad y sostenibilidad
Según una encuesta de Cheaf, destaca que para los festejos decembrinos de 2025, 57% de los mexicanos prevé mantener el mismo nivel de compra de alimentos que en años anteriores, mientras que 33.4% planea adquirir más. (Marcos Elihu Castillo Ramirez/Getty Images)

Durante la temporada navideña y de fin de año, las celebraciones suelen venir acompañadas de mesas abundantes, reuniones familiares y un consumo de alimentos muy por encima del promedio. Sin embargo, detrás de la fiesta también se esconde un problema ambiental poco visible: el aumento significativo de los residuos orgánicos que terminan en la basura sin un manejo adecuado.

Según datos de la Red de Banco de Alimentos de México (BAMX), aproximadamente el 40% de la comida de esta temporada termina en la basura cada año, lo que equivale a más de 30 millones de toneladas de alimentos desperdiciados, de los cuales 10 millones provienen de los hogares. Además, la red menciona que los residuos orgánicos representan más del 50% de la basura doméstica, y gran parte de ellos proviene de restos de comida que podrían haberse aprovechado de otra manera.

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Mariana Jiménez, directora general de la Red BAMX, indica que desperdiciar comida es como tirar a la basura una maleta llena de recursos; no solo porque se pierde el alimento, sino también todo el dinero, el trabajo humano y el agua que se utilizaron para que ese platillo llegue a la mesa. Por esta situación, resalta, las celebraciones de Navidad y Año Nuevo agravan este problema, debido a la producción excesiva de comida que no siempre se aprovecha.

Jiménez señala que es fundamental que los consumidores aprendan a planear la compra de sus alimentos, ya que las decisiones diarias en los hogares generan alrededor de 10 millones de toneladas de desperdicio al año en México. Esta situación coloca al país como uno de los de mayor desperdicio per cápita en viviendas en América Latina y el Caribe, con más de 80 kilogramos por persona anualmente, por lo que subraya la urgencia de cambiar los hábitos de consumo desde el origen.

Cheaf, una app que comercializa excedentes de alimentos de supermercados y restaurantes, advierte en su encuesta “Hábitos alimentarios y desperdicio en temporada decembrina” que los festejos de fin de año detonan un aumento en la compra de alimentos que, en muchos casos, terminan en la basura. El desperdicio se concentra principalmente en guarniciones, pan, tortillas, pavo y otras proteínas de origen animal que suelen prepararse en estas fechas.

La encuesta destaca que, para los festejos decembrinos de 2025, 57% de los mexicanos prevé mantener el mismo nivel de compra de alimentos que en años anteriores, mientras que 33.4% planea adquirir más. Este comportamiento contrasta con el cierre de 2024, cuando 60% de los consultados afirmó haber comprado más alimentos de lo habitual durante el fin de año.

El cambio se vuelve relevante cuando se observa quién toma las decisiones: casi 85% de los consultados dijeron ser responsables en buena parte o en su totalidad, de la compra de los alimentos a usar en esta temporada. Otro 68% tiene un nivel de responsabilidad similar al momento de cocinarlos.

Según los datos, el desperdicio previsto tiende a ser menor entre quienes tienen una mayor responsabilidad. Seis de cada 10 personas involucradas en la compra de alimentos para esta temporada dice desperdiciar menos del 10%, lo que sugiere que un mayor involucramiento reduce la compra desproporcionada y permite ajustar mejor las cantidades a las necesidades reales de cada celebración.

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“Cuando una persona supervisa la compra o la cocina, el desperdicio disminuye de forma natural. Planear y ejecutar de forma consciente tiene un impacto inmediato en lo que se tira y en lo que se ahorra”, explica Braulio Valenzuela, Country Manager de Cheaf en México.

Una de las claves para reducir este impacto comienza antes de sentarse a la mesa. La planeación de menús y compras responsables ayuda a evitar excesos. Ajustar las porciones al número real de comensales, reutilizar ingredientes en distintas recetas y priorizar productos locales y de temporada no solo reduce el desperdicio, sino que también disminuye la huella ambiental asociada al transporte y almacenamiento de alimentos.

Durante las celebraciones, el aprovechamiento de las sobras se vuelve fundamental. Platillos como pavo, romeritos y bacalao pueden transformarse en nuevas comidas en los días posteriores, siempre que se conserven adecuadamente. Refrigerar o congelar los alimentos a tiempo evita su descomposición y prolonga su vida útil, al tiempo que reduce la cantidad de residuos que terminan en el relleno sanitario.

"El aprovechamiento de los alimentos debe ser integral. Congelar productos como pan de caja o verduras licuadas ayuda a conservar sus nutrientes por más tiempo y reduce el desperdicio. Prácticas como el “itacate” y la donación local, siempre que los alimentos estén en buen estado, no solo salvan comida, sino que protegen los recursos invertidos y ayudan a combatir la inseguridad alimentaria y el cambio climático", señala Jiménez.

Cuando los restos ya no son aptos para el consumo, el manejo responsable de los residuos orgánicos marca la diferencia. La separación en origen permite que estos desechos puedan ser compostados, ya sea en casa o mediante programas municipales, y reincorporados al suelo como abono. Esta práctica reduce las emisiones de metano que se generan cuando los residuos orgánicos se descomponen en tiraderos a cielo abierto o rellenos sanitarios.

Tanto Jiménez como el estudio de Cheaf coinciden en que el manejo adecuado de los residuos alimentarios no es solo una cuestión doméstica, sino un reto colectivo. Restaurantes, mercados y gobiernos locales también juegan un papel clave al promover esquemas de donación de alimentos, recolección diferenciada y educación ambiental durante una de las épocas de mayor consumo del año.

Al analizar los factores que inciden en la compra de alimentos que se preparan durante las fiestas, surgen la tradición o las costumbres familiares, como la principal fuerza en la elección de productos: 59%; seguido de las promociones y descuentos en supermercados, con 50%, y las preferencias personales, con 46%, configurando una mezcla que equilibra costumbre, oportunidad y gusto, según la encuesta de Cheaf.

En un contexto de crisis climática y presión sobre los sistemas de producción de alimentos, las fiestas de Navidad y fin de año representan una oportunidad para replantear hábitos. Reducir el desperdicio, aprovechar los alimentos y gestionar correctamente los residuos orgánicos no implica renunciar a la celebración, sino hacerla más consciente y responsable con el entorno.

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