Las compras de fin de año suelen aumentar entre las familias, parejas y amistades. La ropa ha tenido un rol protagónico entre los intercambios, pero de acuerdo con un experto de la UNAM, el 50% de la que se regala no se ocupa, pero sí contamina y gasta muchos litros de agua.
¿Te regalaron ropa esta Navidad y no la usas? Estás contaminando
La ropa que se regala en Navidad contamina el ambiente
Rogelio Omar Corona Núñez, académico de la Facultad de Ciencias de la UNAM, informó que 70% de los regalos de Navidad en Latinoamérica son prendas de vestir. La compra de estos artículos tiene su pico en noviembre y diciembre, con un incremento entre 30% y 40% respecto a lo que se consume en el año.
Gran parte de ello, según el experto, se debe a estrategias de mercadotecnia y al bombardeo comercial que incentiva a la población a comprar algo nuevo, entre ellas la moda rápida, una industria que contribuye enormemente a la contaminación y al gasto de recursos hídricos.
De acuerdo con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, la industria del vestido utiliza 93,000 millones de metros cúbicos de agua cada año para abastecer las necesidades de cinco millones de personas, y libera medio millón de toneladas de microfibra en los océanos, que contamina lo equivalente a tres millones de barriles de petróleo.
“Todo el proceso de la producción textil —desde la siembra y obtención del algodón u otra materia prima hasta la producción de las prendas, el transporte, el almacenaje y el uso de la plancha en casa— tiene un costo ambiental muy alto”, señaló Corona Núñez para UNAM Global.
Debido a la alta demanda, la industria textil sobreexplota los recursos para que las distribuidoras y maquiladoras aumenten su producción. Y con ello. generan el 10% de las emisiones globales de carbono, superando las que realizan los vuelos internacionales y el transporte marítimo, según el Foro Económico Mundial (WEF).
“Empresas como Shein han aumentado a 54 el lanzamiento de nuevas colecciones al año. ¡Es muchísimo!”, afirmó el académico de la UNAM.
Lo grave está en que cerca del 50% de la ropa regalada en la temporada no es aprovechada. Entonces, la industria del fast fashion explota los recursos naturales y crea contaminación para productos que serán desechados.
“Debemos cuestionarnos de dónde viene y ponderar los impactos derivados de lo que estamos consumiendo. Hay que llegar al comprador porque él es quien marcará las pautas”.
Sin embargo, crear consumidores responsables es un reto complejo. No solo está implicado el medio ambiente, sino las condiciones laborales y la normatividad permisiva. Según Rogelio Corona, en países de producción textil que tienen niveles exagerados de contaminación porque sus legislaciones son laxas y permiten formas de producción que demandan mucha recursos y ocasionan explotación laboral.
Según el Instituto de Recursos Mundiales (WRI) , en Bangladesh, que es el segundo exportador mundial de ropa, las personas que trabajan en este ramo reciben aproximadamente 96 dólares al mes, pero deberían recibir tres veces y media más para tener una calidad de vida digna.
“Si la etiqueta dice Bangladesh, debemos reflexionar sobre cómo fue tratada la gente en ese lugar, pues ahí se dan prácticas que pueden ser consideradas como esclavitud, se imponen jornadas laborales de 12 a 14 horas y se obliga a trabajar a los niños”, detalló Rogelio Corona.
La ropa de segunda mano como alternativa de regalo
En lugar de consumir fast fashion, una alternativa es dar otra oportunidad a la ropa ya exigente para prolongar su vida útil.
“Ya hay mucha ropa en el planeta sin ser utilizada, hacer uso de este tipo de tiendas e incentivar a que las personas adquieran usado, lo normalicen y se eliminen mitos nos ayuda a tener un consumo más sustentable”, explicó Cristina Ayala-Azcárraga, maestra en Ciencias Biológicas y doctora en Ciencias de la Sostenibilidad por la UNAM.
Para la especialista, esta alternativa de vida circular da descanso a los recursos naturales, pues se evita el uso de materia prima virgen. Además, contribuye a dejar el mito de que la ropa de segunda mano es sucia, lo que genera un estigma de rechazo.
“Hay estudios sobre la ropa nueva en las tiendas y se ha visto que es muy sucia porque se la prueban muchas personas. Sea de segunda mano o de alguna tienda siempre debe de lavarse antes de usarse”.
Una oportunidad para la ropa sustentable
Ya hay marcas que llevan a cabo medidas para mitigar el daño, al desarrollar nuevos textiles de calidad y sean biodegradables. Una de ellas es evitar usar algodón, y en su lugar utilizar la corona de piña, caña o mezclas de madera para obtener celulosa y combinarla con componentes para que se puedan descomponer más rápido al finalizar su vida útil.
“También están intentando reutilizar retacería y todos los elementos que les quedaban, que antes eran desecho. Ahora lo están integrando en su diseño y están marcando una nueva pauta para hacer más consciente al comprador. No es suficiente tener una prenda exótica o nueva, ahora debe ser sostenible”, aseguró Corona Núñez.