El ajuste fue aún más evidente en la industria petrolera y gasífera. Durante 2025, varias de las grandes petroleras internacionales moderaron o revisaron a la baja sus objetivos climáticos anunciados a principios de la década. BP, por ejemplo, redujo sus metas de inversión en energías renovables y volvió a priorizar proyectos de exploración y producción de petróleo y gas, citando la necesidad de garantizar retornos a los inversionistas y seguridad energética. Shell mantuvo su estrategia de descarbonización, pero ralentizó su expansión en energías limpias y reforzó inversiones en gas natural, mientras que ExxonMobil y Chevron continuaron enfocando su crecimiento en hidrocarburos, apostando principalmente por soluciones tecnológicas como la captura y almacenamiento de carbono, en lugar de una reducción absoluta de la producción.
Una de las citas más representativas de este año fue la celebración de la COP30 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Belém, Brasil, realizada del 10 al 21 de noviembre. Décimo aniversario del Acuerdo de París —firmado en 2015— este encuentro mundial reunió a casi 200 países y organizaciones en torno a objetivos de mitigación y adaptación, aunque terminó con resultados mixtos y sin acuerdos vinculantes sobre la eliminación de los combustibles fósiles, destacando retos en la acción climática y el financiamiento a largo plazo.
Pese a estos esfuerzos, los datos globales subrayaron la urgencia de acelerar la acción climática: un informe de las Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) advirtió que solo el 35 % de las metas estaban en camino de cumplirse o con progreso moderado, poniendo de manifiesto la brecha entre compromisos y resultados, mientras que el Informe de Síntesis de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) de la COP reveló que, aunque las nuevas NDC presentadas podrían reducir las emisiones globales en torno a un 12% por debajo de los niveles de 2019 hacia 2035, muchos países aún no han comunicado metas completas o más ambiciosas para ese año y las proyecciones siguen lejos de lo necesario para limitar el calentamiento a 1.5 grados centígrados.
En México se realizó por primera vez la Semana de Acción Climática. Un foro que se realizó del 8 al 10 de octubre y que concentró a líderes, organizaciones y ciudadanos en debates, talleres y experiencias centradas en soluciones locales al cambio climático, remarcando la importancia de las ciudades como actores clave en la transición hacia la sostenibilidad.
Septiembre fue el mes de la Semana del Clima en Nueva York, un encuentro que buscó movilizar al sector privado y a los gobiernos subnacionales para acelerar la transición hacia cero emisiones netas y mayor resiliencia climática. Ejecutivos, alcaldes y líderes de diversas industrias coincidieron en que la acción climática ya no es una externalidad ambiental, sino una prioridad estratégica que define competitividad y resiliencia económica.
Más allá de foros y eventos, la naturaleza también presentó la urgencia que se vive. 2025 fue testigo de uno de los eventos de blanqueamiento de corales más extensos de la historia, afectando casi el 84% de los ecosistemas de arrecifes coralinos, de acuerdo con un informe de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) de Estados Unidos.
Además, este mismo año, varias regiones del mundo vivieron una combinación de ciclones, inundaciones y olas de calor extremo que resultaron en pérdidas económicas. Las estimaciones preliminares de pérdidas aseguradas superaron los 120,000 millones de dólares, con impactos particularmente severos en países de Asia y África, donde millones de personas fueron desplazadas por eventos extremos.
Asimismo, 2025 fue declarado por la Asamblea General de la ONU como el Año Internacional de la Preservación de los Glaciares, una iniciativa destinada a sensibilizar sobre la rápida pérdida de hielo y las implicaciones para la seguridad hídrica de comunidades vulnerables en todo el mundo. El anuncio buscó integrar la ciencia glaciológica con políticas públicas y estrategias de adaptación climática.
Estos diez momentos, desde decisiones políticas que alteran la cooperación internacional hasta impactos ambientales científicos y climáticos, retratan un año clave en la historia de la sostenibilidad. Un año en el que los compromisos globales, los intereses nacionales y las realidades ambientales chocaron y convergieron en un entorno donde las decisiones presentes definirán si se logra evitar un calentamiento descontrolado y construir sociedades más resilientes y equitativas.