Mientras gran parte del mundo acelera la transición hacia una economía más limpia y sustentable, en Estados Unidos la historia es diferente. En su propuesta de presupuesto para 2026, el presidente Donald Trump plantea una serie de recortes que podrían frenar el avance de la transición energética en el país.
Los recortes de Trump a energías renovables desmantelan el futuro verde de EU

El plan contempla la eliminación de apoyos a energías limpias, proyectos de electrificación rural y subsidios para vehículos eléctricos, al tiempo que reduce drásticamente los recursos de organismos clave como la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) y la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés).
Para Nuria Palou, especialista en relación México-Estados Unidos, la propuesta de Trump representa un cambio radical: “En este momento, el presidente busca aumentar la independencia energética regresando a la producción de combustibles fósiles, pero la realidad es que van a correr el riesgo de deshacer años de progreso por querer centrar el presupuesto en gasto militar, van a dejar de lado una década de avances en innovación energética y reducción de emisiones”.
Principales recortes de presupuesto
Uno de los ejes más polémicos es la cancelación de más de 15,000 millones de dólares destinados a programas de energías renovables, incluyendo investigación, subsidios e incentivos fiscales. Además, se plantea un recorte de 6,000 millones en infraestructura para vehículos eléctricos, lo cual impactaría directamente a consumidores, empresas automotrices y gobiernos estatales que apuestan por esta tecnología.
El Departamento de Agricultura también enfrentaría una reducción de más de 4,500 millones de dólares, afectando programas de energías limpias en comunidades rurales y proyectos de innovación sostenible. Esta decisión contradice el creciente interés de sectores agrícolas por reducir su huella de carbono y adoptar tecnologías más eficientes.
En paralelo, la propuesta recorta en un 65% el presupuesto de la EPA, debilitando su capacidad para hacer cumplir regulaciones de aire limpio, agua potable y residuos peligrosos. También se propone eliminar programas de justicia ambiental, que han sido clave para proteger a comunidades de bajos ingresos y minorías expuestas a contaminación desproporcionada.
“Estamos hablando de un recorte casi del 75% a las áreas de energía renovable e incentivos fiscales. Van a dejar de haber muchísimos datos que Estados Unidos producía y que otros países tomaban en cuenta a la hora de establecer política pública e incentivos, tanto de cambio climático y economía rural como de salud pública. Las consecuencias son importantes”, señala Palou, quien también se desempeñó como Program Manager de la US-Mexico Foundation.
Combustibles fósiles y energía nuclear
El presupuesto de Trump para 2026 no solo recorta las energías renovables, también reorienta recursos para impulsar los combustibles fósiles y la energía nuclear. Se proponen incentivos fiscales para la extracción de petróleo, gas y carbón, junto con un aumento de fondos para la exploración de minerales críticos en tierras federales.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los combustibles fósiles son responsables de más del 75% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y cerca del 90% de todas las emisiones de dióxido de carbono. Para evitar los peores efectos del cambio climático, las emisiones deben reducirse casi a la mitad para 2030 y alcanzar el cero neto en 2050.
Por ello, la decisión de eliminar estos fondos es una amenaza directa a los compromisos internacionales para frenar el calentamiento global. “Estados Unidos corre el riesgo de quedarse atrás en la transición energética y de justicia social”, advierte Palou.
Y agrega que estas medidas tendrán "una injerencia importante" en la política pública de muchos países, y en la asignación de fondos a proyectos verdes. "Ahora la prioridad serán aquellos enfocados en combustibles fósiles y energía nuclear, afectando a las investigaciones del cambio climático, justicia ambiental y mediciones atmosféricas. Hay un cambio claro de prioridades”.
Reducciones a agencias clave
Otro de los golpes significativos del presupuesto de Trump en 2026 al medio ambiente es la reducción de más de 1,300 millones de dólares a los fondos de la NOAA, agencia que monitorea el clima, administra zonas costeras y provee alertas ante fenómenos extremos. Este recorte podría afectar la capacidad de anticipar desastres como huracanes, sequías e incendios forestales, que tan solo en 2024 generaron pérdidas de 137,000 millones de dólares en Estados Unidos, según la compañía Swiss Re.
Además, al debilitar las funciones de la NOAA y de la EPA, se socavan programas de monitoreo climático, control de contaminantes y evaluación de riesgos, pilares esenciales para cumplir las metas del Acuerdo de París y responder a la emergencia climática global. Trump retiró a Estados Unidos de ese acuerdo durante su primer mandato y, aunque el país reingresó bajo la administración de Joe Biden, una segunda presidencia de Trump podría significar un nuevo abandono de los compromisos internacionales.
“Estamos hablando de una pérdida de capacidades científicas. Esto se traduce en un desincentivo para fondos asiáticos, europeos, saudíes y en general para todos aquellos que se habían dedicado a tener un impacto en la innovación energética y transicionar hacia una energía limpia. Sin duda, es una tendencia que puede repercutir en muchos países, se trata de un retroceso a un mundo que ya nos había afectado inmensamente”, refiere la también ambientalista.