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Trump frenará la transición hacia la energía verde, pero no la detendrá

El republicano niega la existencia del cambio climático y está dispuesto a desmantelar políticas medioambientales que ponen en peligro los esfuerzos mundiales para frenar el calentamiento global.
mié 06 noviembre 2024 10:21 AM
Trump
Estados Unidos es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero a nivel mundial.

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca reorientará la política energética del país hacia la maximización de la producción de petróleo y gas y se alejará de la lucha contra el cambio climático, pero es poco probable que la victoria republicana en las elecciones presidenciales del martes frene drásticamente el auge de las energías renovables en Estados Unidos.

Entre los obstáculos para que Trump cambie el escenario se encuentra una ley de la era Biden que proporciona una década de lucrativos subsidios para nuevos proyectos de energía solar, eólica y otras energías limpias y que sería casi imposible de derogar gracias al apoyo de estados republicanos, mientras que otras palancas disponibles para el próximo presidente solo tendrían un impacto marginal, dicen los analistas.

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"No creo que un presidente Trump pueda ralentizar la transición", dijo Ed Hirs, miembro de Energía de la Universidad de Houston. "Esto está muy avanzado."

Las fuentes de energía renovable como la solar y la eólica son los segmentos de más rápido crecimiento en la red eléctrica, según el Departamento de Energía, impulsados por créditos fiscales federales, mandatos estatales de energía renovable y avances tecnológicos que han reducido sus costos.

En 2022, el presidente Joe Biden promulgó la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés), que garantiza miles de millones de dólares de subvenciones a la energía solar y eólica durante otra década, como parte de su esfuerzo más amplio por descarbonizar el sector eléctrico para 2035 con el fin de luchar contra el cambio climático.

Antes de las elecciones, Trump tachó la IRA de demasiado cara y prometió rescindir todos los fondos no gastados asignados por la ley, una amenaza que, de cumplirse, podría echar un jarro de agua fría sobre el auge de las energías limpias en Estados Unidos.

Pero para ello sería necesario que los parlamentarios, incluidos aquellos cuyos estados se han beneficiado de inversiones relacionadas con la IRA como fábricas de paneles solares, parques eólicos y otros proyectos, votaran a favor de derogarla.

Muchos de los aliados de Trump también se benefician de la IRA a través de sus inversiones en tecnologías de energía limpia, según ha informado Reuters anteriormente.

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Efectos inmediatos

Analistas señalan que uno de los primeros efectos del regreso de Trump se verá en la COP29, que comienza el 11 de noviembre. Se teme que Washington abandone la diplomacia climática, lo que puede socavar los esfuerzos mundiales por reducir el consumo de combustibles fósiles.

La producción de combustibles fósiles de Estados Unidos probablemente seguirá siendo la misma con Trump, según los expertos. Estados Unidos ya se ha convertido en el mayor productor mundial de petróleo y gas, bajo el mandato de Biden, gracias a un auge de la perforación en yacimientos como la Cuenca Pérmica, Texas y Nuevo México.

Si Trump se olvida de los objetivos climáticos de Estados Unidos, el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero, esto puede dar pie a que otros grandes contaminadores, como China e India, dejen de lado sus planes medioambientales.

El historial del republicano alarma a expertos. Durante su primer mandato, retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París. Y ha prometido volver a hacerlo, después de que su sucesor, el demócrata Joe Biden, reenganchara al país con los objetivos de la comunidad internacional.

El procedimiento formal de salida demora un año, así que formalmente Estados Unidos seguirá dentro del acuerdo hasta 2026 (Trump asume el cargo en enero de 2025). Pero eso es solo sobre el papel, en la práctica, la administración republicana podrá tomar medidas que se alejen de los objetivos fijados.

Washington se comprometió a reducir a la mitad sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 en comparación con los niveles de 2005. En 2023, las emisiones habían caído un 18%, según el Grupo Rhodium.

Pero un análisis de Carbon Brief advierte que bajo el mando de Trump, el país emitirá de aquí a 2030 unos 4,000 millones de toneladas métricas más de CO2. Es decir, lo que contaminan juntas la Unión Europea y Japón en un año.

"El resultado de la elección estadounidense tendrá ramificaciones en todo el planeta", dijo a la AFP la especialista en clima Leah Stokes, politóloga de la Universidad de California en Santa Bárbara.

Con información de Reuters y AFP

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