Fernando González, coordinador técnico de Red Agua de la UNAM, explica que esta inversión se requiere porque la infraestructura física tiene décadas de antigüedad y es el resultado de modelos institucionales establecidos hace mucho tiempo. Gran parte de la infraestructura ha cumplido su vida útil; por ejemplo, el sistema Cutzamala fue diseñado para 25 años, y lleva más de 40 años de operación.
González resalta que la transformación radical de la capital del país, al pasar de un entorno lacustre a una de las metrópolis más complejas del mundo, ha generado una paradoja hídrica: la ciudad enfrenta simultáneamente escasez de agua e inundaciones, en parte por los efectos del cambio climático.
Myriam Urzúa, secretaria de gestión integral de riesgos y protección civil de la Ciudad de México, coincide en la falta de infraestructura, por ello, dice que ahora se busca equilibrar la infraestructura gris con proyectos de infraestructura verde y azul (soluciones basadas en la naturaleza) para impulsar la regeneración de ecosistemas y reducir riesgos climáticos que han afectado a la urbe.
Por su parte, José Mario Esparza, secretario de Gestión integral de la CDMX, dijo que la jefa de gobierno, Clara Brugada, ha puesto en marcha un Plan Integral Hídrico que se base en siete ejes estratégicos: gestión con visión de cuenca, acupuntura hídrica, eficiencia, acceso universal, corresponsabilidad social, reúso de agua (economía circular) e innovación normativa y legislativa.
“La acción debe enfocarse en una real gestión integral hídrica. Este concepto, aunque existe desde hace años, no había sido tomado con suficiente seriedad. Todos los proyectos deben evaluarse bajo el criterio de la integralidad. Los proyectos ya no pueden ser aislados, sino que deben contribuir a la solución de varios problemas simultáneamente”, dijo Esparza