La sustentabilidad ha dejado de ser “deseable” para convertirse en un eje estratégico de negocios. La descarbonización de nuestras economías es una de las tareas más urgentes y complejas que enfrentamos y México no es la excepción. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero requiere un enfoque integral que abarque diversos sectores, una comprensión clara del negocio y una visión sistémica.
Aprendizajes en el camino hacia la descarbonización
El aumento de la temperatura global ya supera 1°C desde la era preindustrial, y las consecuencias de este cambio son evidentes: fenómenos meteorológicos extremos, pérdida de biodiversidad y alteraciones críticas en los sistemas terrestres. Estos riesgos no solo representan desafíos ambientales, sino que también tienen profundas implicaciones económicas y sociales. Según el Informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial 2024, 7 de los 10 principales riesgos para la humanidad están relacionados con cuestiones ambientales y sociales.
Hoy en día, las organizaciones enfrentan múltiples presiones, entre ellas, la necesidad de adaptarse al contexto global, anticiparse a las regulaciones y normativas, gestionar costos incrementales por el uso de recursos y la gestión de residuos, mejorar la relación con los usuarios, satisfacer las demandas de los accionistas y aumentar el compromiso de los colaboradores. En el camino hacia la adopción de modelos de negocio más sostenibles, se encuentran con desafíos como la falta de una guía clara y la desconexión entre sostenibilidad y negocio. Es crucial que las iniciativas ambientales no se vean como proyectos aislados, sino que se integren en la estrategia central de negocios de la organización. A continuación, algunos aprendizajes clave para la construcción de una estrategia de descarbonización robusta.
1. Gobernanza y estructura organizacional
La descarbonización requiere una transformación organizacional profunda, basada en una gobernanza robusta y un equipo comprometido. En mi experiencia es fundamental contar con una estructura clara en la integración de la sustentabilidad en todas las áreas de la organización. Adoptar políticas corporativas que promuevan la sostenibilidad y designar responsables formales para supervisar su cumplimiento garantiza que la descarbonización se convierta en una prioridad estratégica. En lugar de iniciar buenas prácticas desde afuera hacia adentro, hemos aprendido que una gobernanza efectiva empieza desde adentro, alineando cada decisión con el objetivo ambiental y de negocio.
2. Innovación y tecnología
La implementación de tecnologías emergentes puede acelerar significativamente los esfuerzos de descarbonización. Sin embargo, no todas las soluciones tecnológicas son adecuadas para todas las organizaciones. Las soluciones deben alinearse con las necesidades y capacidades específicas de cada entidad. Sabemos que algunos tipos de innovación llevan tiempo y esperar un éxito inmediato es ambicioso. En este punto resulta útil preguntarse, cuánto espacio tenemos para fallar y cuánta paciencia para esperar el retorno de la inversión para así ajustar las expectativas y estrategias en consecuencia.
3. Circularidad y uso eficiente de recursos
Desde la adquisición de recursos hasta el fin de vida de los productos, es importante contar con estrategias que optimicen el ciclo de vida, reduzcan costos y generen nuevas fuentes de ingreso. Las empresas que implementan prácticas circulares observan múltiples beneficios como la reducción de costos operativos y el aumento de eficiencia en el uso de recursos. Estas prácticas también permiten generar nuevas fuentes de ingresos mediante la reutilización y la valorización de materiales. Además, la adopción de un modelo circular mejora la reputación corporativa y fortalece la relación con consumidores y stakeholders, facilitando el cumplimiento de futuras regulaciones ambientales y asegurando la competitividad a largo plazo.
4. Colaboración y alianzas
Ampliar la mirada hacia la cadena de valor, generar diálogos y alianzas con proveedores y stakeholders es fundamental en el camino hacia la descarbonización. En mi experiencia este desafío requiere la cooperación de múltiples actores, incluyendo gobiernos, empresas, ONGs y la sociedad civil. Establecer alianzas estratégicas y participar en iniciativas colectivas permite compartir conocimientos, recursos y mejores prácticas, acelerando el progreso hacia los objetivos comunes. La colaboración ecosistémica permite la integración de diversos actores y la creación de sinergias que potencian el impacto de los proyectos.
5. Regulación y políticas públicas
La regulación y las políticas públicas desempeñan un rol clave en la descarbonización. Las políticas gubernamentales, como incentivos fiscales, normativas estrictas y subsidios para energías renovables no solo facilitan la acción climática, sino que también crean ventajas competitivas. Al anticiparnos y alinearnos con estas regulaciones, podemos asegurar un entorno propicio para la innovación y el crecimiento sostenible.
La descarbonización es un camino desafiante pero esencial. Una estrategia clara, una gobernanza efectiva, la innovación tecnológica, el uso eficiente de recursos, la colaboración, políticas públicas adecuadas y el compromiso con los stakeholders son elementos clave que deben guiar nuestros esfuerzos. Adaptar estos principios a la realidad de cada organización no solo es posible, sino necesario para enfrentar el cambio climático y construir un futuro más resiliente y equitativo para todos.
Al implementar estas estrategias de manera proactiva, podemos transformar el desafío de la descarbonización en una oportunidad para el crecimiento sostenible y la prosperidad a largo plazo, por eso es necesario que las organizaciones evalúen su impacto ambiental para integrar prácticas sostenibles en su núcleo operativo.
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Nota del editor: Federico Manuel Gomez Guisoli es CEO de Kolibri. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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