Desde una perspectiva empresarial, y con respecto a la triple crisis ambiental que actualmente enfrentamos, es común que la discusión se enfoque en el cambio climático o incluso en la generación de residuos y contaminantes, pero un tercer elemento: la pérdida acelerada de biodiversidad de los ecosistemas, muchas veces se deja de lado a pesar de la importancia que debiera tener para las empresas.
El papel de las empresas ante la pérdida de biodiversidad
Para empezar, los ecosistemas proporcionan servicios esenciales, conocidos como servicios ecosistémicos, como son la polinización de cultivos, la purificación del agua y la regulación del clima, entre otros, por lo que la biodiversidad garantiza que estos servicios se mantengan.
Así, por ejemplo, dichos servicios ecosistémicos resultan vitales para el sector primario, pero también para la producción y sostenibilidad de empresas de todos los sectores que dependen de recursos naturales como agua, madera, y otras materias primas que provienen del ecosistema. Ante ello, la pérdida de biodiversidad puede aumentar la vulnerabilidad de ciertas regiones a desastres naturales, como inundaciones o sequías, así como el surgimiento de plagas y enfermedades que ponen en riesgo la disponibilidad de estos recursos naturales y, por ende, las operaciones actuales o a futuro de dichas empresas.
Y a pesar de que en el mundo existen acuerdos internacionales, regulaciones y políticas que exigen a las empresas que gestionen y minimicen su impacto en la biodiversidad, aún hay mucho por hacer tanto por el lado de los gobiernos, como por el de las empresas para que éstas se comprometan y ocupen activamente de este tema.
Por ejemplo, las empresas pueden integrar la biodiversidad en su gestión, al incluir objetivos de conservación de ésta en su misión, visión y estrategias; pueden desarrollar políticas específicas para mitigar y/o compensar sus impactos ambientales; pueden realizar evaluaciones de impacto ambiental para identificar cómo sus operaciones afectan la biodiversidad, e implementar medidas para reducir dichos impactos; puede adoptar prácticas sostenibles en la adquisición de materias primas, optar por proveedores que cumplan con estándares de sostenibilidad y apoyar la gestión responsable de recursos naturales a través de la producción y el consumo responsable.
También pueden participar en o financiar proyectos de restauración de hábitats y ecosistemas que han sido degradados por actividades industriales o comerciales; pueden capacitar a empleados y partes interesadas sobre la importancia de la biodiversidad y las prácticas empresariales sostenibles; y pueden trabajar con ONGs, agencias gubernamentales y comunidades locales en proyectos de conservación de ecosistemas o protección de especies amenazadas, entre muchas otras acciones.
A nivel internacional, hoy se cuenta con el Marco Mundial de la Biodiversidad de Kunming-Montréal firmado a finales del 2022 por 196 países, el cual representa un esfuerzo global para abordar de manera coordinada la pérdida de biodiversidad a nivel mundial, estableciendo un enfoque integral y ambicioso para su conservación, al integrar la biodiversidad en políticas y prácticas en todos los sectores, y buscando asegurar que las actividades humanas sean sostenibles y respetuosas con los ecosistemas y las especies.
Para ello, en dicho marco se han establecido 4 objetivos y 23 metas para el año 2030, las cuales cubren áreas como la protección de ecosistemas, la reducción de la contaminación, la conservación de especies y el fortalecimiento de la financiación para la biodiversidad, proporcionando un horizonte claro para la acción y el seguimiento, y ayudando a movilizar recursos y esfuerzos en torno a objetivos concretos, cuya implementación exitosa dependerá del compromiso y la cooperación de los gobiernos, las organizaciones sociales y el sector privado.
A lo largo de los próximos meses es probable que escuchemos más sobre el tema de biodiversidad, ya que del 21 de octubre al 1 de noviembre de este año se llevará a cabo en Colombia la edición número 16 de la Conferencia de las Partes (COP16) del Convenio sobre la Diversidad Biológica, para la cual se espera que los países presenten la actualización de sus Estrategias y Planes de Acción Nacionales sobre Biodiversidad (NBSAPs) y que dicha conferencia sirva para realizar una revisión del estado de implementación del Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal, para desarrollar su marco de seguimiento y para finalizar y poner en funcionamiento un mecanismo multilateral sobre el reparto justo y equitativo de los beneficios derivados del uso de la información de secuencias digitales sobre recursos genéticos.
Ante dicho evento internacional, habrá que estar atentos no sólo de lo que los gobiernos presenten, sino también de los compromisos y acciones que desde el sector privado se impulsen para contribuir a la conservación de la biodiversidad como un elemento crucial para la sostenibilidad empresarial.
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Nota del editor: Jorge Reyes Iturbide es especialista en responsabilidad social empresarial y desarrollo sostenible y desde hace 19 años ha trabajado para diversas empresas y organismos nacionales e internacionales en proyectos de investigación, consultoría, desarrollo de estándares y educación ejecutiva en la materia. Actualmente es Director del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac (IDEA) de la Universidad Anáhuac México. Síguelo en Twitter y LinkedIn Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamete al autor.
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