Los resultados de este informe ejercerán una presión significativa sobre los gobiernos para acelerar la implementación de políticas y regulaciones que reduzcan efectivamente las emisiones, con el objetivo de mantener viable la meta de limitar el calentamiento global a 1.5 °C.
Sin embargo, el sector empresarial desempeña un papel igualmente crucial en este desafío global. Alcanzar esta meta requiere compromisos firmes y una colaboración estrecha entre todos los actores económicos, con las empresas liderando la transición hacia prácticas más sostenibles.
El rol de las empresas en la reducción global de emisiones
Para mantener viable el objetivo de limitar el calentamiento global a 1.5 °C, la ONU estima que las emisiones globales deben reducirse en un 42% para 2030 y en un 57% para 2035. Las empresas, independientemente de su tamaño o sector, tienen la responsabilidad y la oportunidad de liderar este cambio, especialmente en áreas de alta emisión como el transporte y la energía.
El sector energético, que incluye la generación de electricidad, es el mayor emisor mundial y, por lo tanto, fundamental en la transición hacia un modelo de bajas emisiones. Las empresas energéticas y aquellas con alto consumo de electricidad deben invertir en fuentes limpias, como la solar y la eólica, que podrían contribuir con hasta un 27% de las reducciones necesarias para 2030 si se adoptan de forma acelerada a nivel global. Otros sectores críticos incluyen el transporte y la construcción.
Además, la conservación y restauración de ecosistemas naturales ofrece una vía adicional para reducir emisiones. Las empresas en los sectores agrícola y forestal pueden contribuir aproximadamente con un 20% de la reducción necesaria protegiendo sumideros de carbono naturales, como los bosques, e implementando prácticas sostenibles. Estos esfuerzos empresariales son esenciales para lograr avances en la reducción de emisiones y en la construcción de un modelo económico sostenible.
Estrategia empresarial y ventaja competitiva
Hoy en día, adoptar prácticas sostenibles es mucho más que una responsabilidad ambiental: es una estrategia clave para asegurar la continuidad y competitividad de las empresas. Integrar la sostenibilidad en las operaciones empresariales permite adaptarse a un mercado donde tanto consumidores como reguladores exigen cada vez mayor transparencia y compromiso. Ignorar esta tendencia representa riesgos concretos, como pérdidas financieras, daño a la reputación y disminución de la competitividad en un entorno en constante evolución.
Si bien la transición hacia una economía de bajas emisiones presenta desafíos, especialmente para sectores que dependen de cadenas de suministro complejas y tecnologías en desarrollo, esta transformación ofrece una oportunidad significativa de impacto. Al adoptar un enfoque integral en cada etapa del proceso productivo, las empresas pueden no solo reducir emisiones, sino también gestionar sus recursos de manera más eficiente, logrando así beneficios tanto ambientales como económicos.
Las empresas líderes en sostenibilidad han demostrado que es posible llevar a cabo esta transición de manera efectiva, alineando sus operaciones con los avances tecnológicos y las mejores prácticas del sector. Este enfoque no solo mitiga los riesgos asociados al cambio climático, sino que permite responder ágilmente a la creciente demanda de productos y servicios sostenibles, fortaleciendo su posición en el mercado y asegurando su relevancia a largo plazo. En este contexto, la sostenibilidad emerge como una ventaja competitiva y una vía estratégica hacia un futuro más resiliente.
Acción coordinada e inmediata
El informe de la ONU advierte que, sin una acción mucho más ambiciosa en esta década, será extremadamente difícil alcanzar los objetivos climáticos. Con la proximidad de la COP30, el sector empresarial enfrenta una oportunidad y una responsabilidad crucial de liderar el cambio hacia un entorno económico y ambiental más equilibrado. No se trata solo de responder a regulaciones o a la demanda de consumidores; para las empresas, alinear sus operaciones con una visión de sostenibilidad es esencial para asegurar su éxito y relevancia a largo plazo.
La transición hacia una economía baja en carbono es compleja, pero también ofrece la posibilidad de que el sector privado asuma un rol de liderazgo decisivo. Las decisiones que se tomen hoy serán clave para garantizar la estabilidad, el crecimiento y la resiliencia de las empresas en un futuro cada vez más marcado por el cambio climático. Adoptar prácticas sostenibles y acelerar los esfuerzos de descarbonización representa una estrategia inteligente que protege no solo el entorno, sino también la viabilidad de las empresas en el largo plazo.