El nearshoring, entendido como el traslado de operaciones productivas o de manufactura más cerca de los mercados de consumo, se ha consolidado como una estrategia clave para las empresas globales. Al reducir las distancias entre los centros de producción y los consumidores finales, este enfoque permite a las empresas mejorar su eficiencia logística, reducir costos operativos y mitigar los riesgos derivados de las disrupciones en las cadenas de suministro globales.
Nearshoring y sostenibilidad. ¿Cómo las empresas pueden reducir su impacto?
Esta estrategia se ha vuelto especialmente relevante en el contexto posterior a la pandemia, donde las vulnerabilidades de las cadenas globales de valor han quedado al descubierto.
En los últimos años, México ha ganado relevancia en este fenómeno. En 2023, el país superó a China como el principal socio comercial de Estados Unidos, un hecho que consolida a México como una plataforma de producción clave. Esta relación estratégica se debe a su cercanía geográfica, acuerdos comerciales favorables y costos laborales competitivos.
Según datos recientes, México se ha convertido en el principal exportador hacia Estados Unidos, lo que destaca su rol como un hub manufacturero para diversas industrias, desde la automotriz hasta la electrónica.
Impactos ambientales y sociales del nearshoring
El nearshoring presenta una oportunidad significativa para que las empresas no solo optimicen sus cadenas de suministro, sino también contribuyan de manera directa a la reducción de su impacto ambiental. Al reducir las distancias de transporte, se disminuyen considerablemente las emisiones de carbono asociadas con la logística internacional. Según Statista, en 2023 las emisiones de CO₂ del transporte marítimo internacional aumentaron un 1.1%, alcanzando 706 millones de toneladas métricas, representando un 10% de las emisiones globales del transporte.
Además de los beneficios logísticos, el nearshoring promueve la implementación de modelos de economía circular que optimizan el uso de los recursos locales. En lugar de depender de materiales importados, las empresas pueden acceder a insumos regionales, lo que no solo reduce las emisiones vinculadas al transporte, sino que también impulsa una gestión más eficiente de los recursos. Esta localización facilita la reutilización y el reciclaje, lo que contribuye a reducir el desperdicio y a cerrar los ciclos productivos, un aspecto clave para un enfoque verdaderamente sostenible.
Por otro lado, la proximidad geográfica facilita la integración de tecnologías energéticas avanzadas en las nuevas instalaciones. La posibilidad de diseñar fábricas desde cero permite incorporar energías renovables, optimizar el uso de recursos y reducir el consumo de energía en los procesos productivos. Estas mejoras no solo ayudan a cumplir con los compromisos climáticos, sino que también posicionan a las empresas como líderes en innovación sostenible, un factor cada vez más valorado por los inversores.
Desde una perspectiva social, el nearshoring también tiene el potencial de generar impacto positivo en las comunidades locales. Al trasladar la producción a países como México, las empresas no solo fortalecen sus operaciones, sino que también impulsan la creación de empleo y el desarrollo económico en estas regiones. Sin embargo, es crucial que este crecimiento se gestione de manera responsable, garantizando que las condiciones laborales y el desarrollo regional se alineen con principios de sostenibilidad y equidad, para maximizar tanto los beneficios sociales como ambientales.
Acciones clave para la integración de la sostenibilidad
Si bien el nearshoring presenta importantes beneficios, no todas las acciones que lo acompañan pueden ser automáticamente consideradas sostenibles. La construcción de nuevas instalaciones puede generar efectos adversos, como la deforestación o el uso intensivo de recursos, si no se gestionan adecuadamente.
Para que esta estrategia sea verdaderamente sostenible, las empresas deben planificar cuidadosamente y mitigar los riesgos potenciales tanto para el entorno como para las comunidades locales.
Para minimizar los impactos negativos del nearshoring, las empresas deben adoptar varias acciones clave:
1. Diseño de instalaciones energéticamente eficientes: Incorporar tecnologías limpias como la energía solar o eólica en las plantas de producción, optimizando el uso de recursos y reduciendo el consumo energético en cada etapa de la operación.
2. Implementación de sistemas de reciclaje y gestión del agua: En zonas donde los recursos hídricos son limitados, como en algunas regiones de México, las empresas deben implementar sistemas avanzados de reciclaje y reutilización de agua para evitar su sobreexplotación.
3. Adopción de modelos de economía circular: Incorporar la reutilización y reciclaje de materiales en los procesos productivos. Esto implica diseñar sistemas que minimicen los residuos, asegurando que los materiales puedan ser reincorporados en los ciclos productivos locales.
4. Colaboración con comunidades locales: Desarrollar programas que incluyan a las comunidades en la toma de decisiones, asegurando que las operaciones industriales respeten los ecosistemas y mejoren las condiciones sociales. La reforestación y la preservación de especies locales son ejemplos clave.
5. Monitoreo continuo y transparencia: Utilizar herramientas avanzadas de monitoreo para medir en tiempo real el impacto ambiental de las operaciones, asegurando que las empresas puedan ajustar rápidamente sus procesos para cumplir con estándares internacionales de sostenibilidad.
6. Fomento de la innovación tecnológica: Invertir en tecnologías avanzadas que no solo mejoren la eficiencia operativa, sino que también reduzcan el uso de recursos y los desechos generados. La automatización y el uso de inteligencia artificial para la optimización logística son estrategias clave para maximizar la sostenibilidad.
El nearshoring en México representa una oportunidad única para optimizar las operaciones empresariales y avanzar en los compromisos de sostenibilidad. Sin embargo, el éxito de esta estrategia dependerá de la capacidad de las empresas para integrar acciones que minimicen sus impactos negativos y promuevan un desarrollo sostenible.
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Nota del editor: Antonio Vizcaya Abdo, consultor en distintas organizaciones y profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México enfocado en Sostenibilidad Corporativa. Reconocido por LinkedIn como Top Voice en Sostenibilidad. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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