Un informe reciente de CDP y BCG muestra que las emisiones de alcance 3, en promedio, son 26 veces mayores que las emisiones operativas de las empresas, lo que resalta su importancia en las estrategias de sostenibilidad.
Este número es aún mayor en ciertas industrias. Por ejemplo, en el sector retail, las emisiones de la cadena de suministro pueden ser hasta 92 veces superiores a las generadas por las operaciones internas. Otros sectores, como la manufactura y la tecnología, también registran cifras elevadas debido a la complejidad de sus cadenas de valor y al uso intensivo de recursos en sus procesos de producción.
A pesar de su alto impacto ambiental, se estima que menos del 15% de las empresas ha establecido objetivos claros para reducir estas emisiones.
¿Por qué son importantes las emisiones de alcance 3?
Las emisiones de alcance 3 comprenden todas aquellas emisiones indirectas que se generan a lo largo de la cadena de valor de una empresa, desde la producción de materias primas hasta la distribución y el uso final de los productos. Aunque estas emisiones no están directamente bajo el control de la empresa, representan una proporción significativa de su impacto ambiental total. Ignorar este aspecto puede generar una visión incompleta del verdadero efecto que la actividad empresarial tiene sobre el medio ambiente.
Gestionar las emisiones de alcance 3 no es solo una cuestión regulatoria o de responsabilidad ambiental, sino que responde a las crecientes demandas de los grupos de interés, que exigen acciones concretas y estrategias robustas y holísticas. Hoy en día, no se puede hablar de sostenibilidad sin tomar medidas integrales que incluyan toda la cadena de valor. Abordar estas emisiones no solo permite mitigar riesgos, sino que también mejora la eficiencia operativa, reduce costos y refuerza la resiliencia de la cadena de suministro, fortaleciendo además las relaciones con proveedores y clientes.
¿Qué se puede hacer para gestionar el alcance 3?
La gestión de las emisiones de alcance 3, por su complejidad, requiere un enfoque estratégico bien definido. Aunque puede parecer un reto significativo, existen pasos clave que las empresas pueden seguir para abordarlas de manera efectiva.
- Medición y mapeo de emisiones. El primer paso es medir con precisión las emisiones a lo largo de la cadena de valor e identificar los puntos críticos. Esto no solo proporciona una visión completa del impacto ambiental, sino que también permite definir prioridades y establecer metas claras de reducción. Existen herramientas que ayudan a las empresas a mapear sus emisiones de manera más eficiente, facilitando su gestión.
- Evaluación de riesgos en la cadena de suministro. Los riesgos asociados al cambio climático y las regulaciones ambientales pueden afectar a toda la cadena de suministro. Desde fenómenos meteorológicos extremos hasta cambios regulatorios, es esencial que las empresas evalúen estos riesgos y tomen medidas preventivas para mitigar su impacto.
- Oportunidades de reducción de emisiones. Una vez identificadas las fuentes de mayor impacto, las empresas deben explorar formas innovadoras para reducirlas. Esto incluye el rediseño de productos más sostenibles, la implementación de procesos más eficientes y el uso de nuevas tecnologías que disminuyan el consumo de recursos. La innovación es central en este proceso, ya que permite desarrollar materiales alternativos y métodos de producción más limpios. Estas acciones no solo reducen emisiones, sino que también mejoran la eficiencia operativa y generan ahorros a largo plazo, fortaleciendo la competitividad empresarial.
- Colaboración con proveedores. Dado que las emisiones de alcance 3 dependen en gran medida de los socios comerciales, es esencial colaborar estrechamente con los proveedores. Trabajar juntos para establecer objetivos comunes, compartir mejores prácticas y fomentar tecnologías sostenibles no solo reduce las emisiones, sino que también fortalece las relaciones comerciales y alinea a los socios con los objetivos de sostenibilidad.