No se nos enseña a temprana edad acerca de la importancia de contribuir al bienestar colectivo. La educación sobre la donación de células madre o de órganos y tejidos, debería formar parte de los programas de salud pública, y los gobiernos y organizaciones deberían redoblar esfuerzos para facilitar el acceso a estas opciones de tratamiento. Estos, impresionantemente, pueden tratar más de 75 enfermedades como algún tipo de cáncer en la sangre como la leucemia, o algún desorden en la sangre como la anemia.
En países con una fuerte cultura de donación como Canadá o Estados Unidos, los niños crecen con la noción de que ayudar a los demás es un deber social. En México, debemos trabajar desde las escuelas y el núcleo familiar para contribuir a cambiar esta mentalidad, y poder generar un impacto a largo plazo.
En mi opinión, aún son actos desconocidos y en algunos casos, rodeados de mitos que limitan que más potenciales donadores se sumen a esta causa. La importancia radica en que, en realidad, encontrar compatibilidad genética fuera de la familia directa es difícil, solo 30% de las personas que necesitan de un trasplante de células madre, encuentran a su donador compatible dentro de su familia. El resto, depende de donadores altruistas para tener una esperanza de vida, lo que hace que fomentar la cultura de la donación en México sea crucial.
Especialmente en nuestro país, nuestras enseñanzas alrededor de este tema desde niños, es un factor decisivo hacia nuestro deseo de ayudar. Algunos buscan causas que se alinean con sus creencias, mientras que otras personas están influenciadas por normas culturales o por situaciones a las que estuvieron expuestos a lo largo de su vida. Es una mezcla compleja de preferencias, antecedentes y principios personales que influyen en la toma de decisiones.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud , a partir de 2020 se ha impulsado la difusión sobre los beneficios de la donación voluntaria de sangre, y fue en ese año que representó 8.5 por ciento de toda la donación de sangre, convirtiéndose en el porcentaje más elevado en la historia. Ahora imaginemos el porcentaje de las donaciones de tejidos, órganos o células madre, procesos que siguen enfrentando mitos derivados de la desinformación.
¿Qué pasa cuando hablamos de una acción que puede salvar la vida de una persona? En mi experiencia, el incidir en la cultura de la donación en México es un esfuerzo que nos beneficia como sociedad. Más allá de un acto de caridad, donar es un ejercicio de empatía y responsabilidad social.
Las organizaciones sin fines de lucro también necesitan de estrategias como el marketing social para influir positivamente en el comportamiento de las personas, las empresas, entidades y organizaciones, sensibilizándolos sobre situaciones que necesitan atención urgente a través de un storytelling de marketing estratégico. Sin duda, estas acciones no deben verse como una táctica unilateral, su verdadero poder radica en su capacidad para generar cambios de comportamiento sostenibles.
La empatía teje una profunda conexión entre los individuos, las comunidades y el bienestar colectivo. Realizar donaciones frecuentemente es catalogado como actos de benevolencia, pero en realidad, es un comportamiento que trasciende las fronteras de la filantropía. A mi parecer, es una fuerza dinámica que moldea nuestro entorno, influyendo no sólo en las personas que requieren de nuestro apoyo, sino en la sociedad. La cultura de la donación debería constar de un enfoque holístico que reconoce la interconexión de las experiencias humanas.