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El profesor mexicano que ahora triunfa como exportador en EU y Canadá

Norberto de la Rosa pasó de ser docente a ser cultivador de más de 1,000 árboles frutales. Empresas como Grupo Ferrero y ECOM Cocoa México lo apoyaron para que su parcela fuera aún más rentable.
vie 23 agosto 2024 11:32 AM
agricultor
Norberto de la Rosa tiene árboles de rambután, de mango Ataulfo, mangostán y cacao.

A Norberto de la Rosa nadie le enseñó a trabajar la tierra. Por 40 años fue docente en Huehuetán, Chiapas, lo que le permitió comprarle a su abuelo un terreno de seis hectáreas, luego añadió dos heredadas de su padre y una más adquirida de su tío. Su interés por la agricultura surgió casi por casualidad.

Mientras estudiaba Educación Primaria en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), en Tapachula, una compañera llevó rambutanes, una fruta que él no conocía. “Le pregunté que de dónde los había sacado y me respondió que tenía muchos árboles en su jardín ¿Me vendes algunos? Le dije, y así comenzó la aventura agrícola”, recuerda.

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De la Rosa dedujo que la tierra es productiva si tiene suficiente humedad, así que plantó 50 árboles de rambután, después 100 más, y en cinco años ya tenía 500. Norberto aprendió por su cuenta a cosechar y a comercializar los frutos; los llevaba a los mercados locales y poco a poco incrementó su producción y recursos económicos.

"La primera vez que vendí mi cosecha en el mercado sentí una gran alegría que me impulsó a querer producir más y a plantar cocoteros y mangos. Además, fue reconfortante tener un ingreso extra”, dice De la Rosa.

Esto le abrió la puerta para exportar mango Ataulfo a Estados Unidos y Canadá, a través de una empacadora global, con quien también trabaja para satisfacer la demanda de rambután a nivel nacional. Actualmente, tiene 700 árboles de rambután y 150 árboles de mango.

Con el tiempo, Norberto cultivó mangostán. “Ya tiene nueve años que empecé con este cultivo, tengo alrededor de 1,000 árboles. De estos, 380 ya están dejando fruto y los otros 700 entrarán en producción en los próximos años”, detalla.

Sin embargo, el futuro de su finca es incierto. Norberto quiere dejar la tierra a sus hijos, pero ellos ya tienen carreras establecidas y no están involucrados en la cosecha. Uno es profesor, otro es ingeniero especializado en la comercialización de nutrientes para plantas, y su hija es ama de casa y está casada con un biólogo.

Ninguno de sus hijos ha manifestado interés en continuar con la agricultura, aunque uno de sus nietos sí. Es militar y teniente egresado del Colegio Militar; en sus visitas a la parcela muestra un gran entusiasmo por la tierra. "Lo que va a pasar, va a pasar", dice Norberto con la esperanza de que su nieto continúe con su legado. “A mi nieto le fascinan las armas, pero también le fascina estar en el campo. Cuando viene me pide que le explique cómo se siembra y se cosecha, eso es una alegría, tiene 24 años”, cuenta.

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Por lo pronto, Norberto ha encontrado apoyo en empresas como ECOM Cocoa México y Grupo Ferrero, que en 2022 crearon un programa para preservar el cacao en Chiapas. Mediante este programa Norberto obtuvo plantas de cacao para sembrar en sus tierras, asesoría técnica en aplicación de fertilizantes y mejores prácticas de cultivo para mejorar su producción anual.

El rescate del cacao en Chiapas

El cacao en México ha enfrentado desafíos importantes en las últimas décadas debido a enfermedades como la moniliasis, el envejecimiento de las plantaciones y la preferencia por cultivos más fáciles de manejar. Esto ha provocado una caída del 60 al 70% en la producción nacional.

Ante esta situación, empresas como ECOM y Ferrero han implementado estrategias ambientales, sociales y de gobernanza (ESG por sus siglas es inglés) para revitalizar la producción de cacao y apoyar a los agricultores locales.

El programa 'Ferrero por el Campo', lanzado en 2022 con una inversión de más de 10 millones de pesos, ha beneficiado a 138 agricultores chiapanecos, incluyendo a Norberto de la Rosa. Este programa ha distribuido 82,800 plantas de cacao para desarrollar más de 70 hectáreas en la región de El Soconusco, Chiapas.

Con un enfoque en la participación de mujeres y jóvenes, el programa ha logrado que 40 de los beneficiarios sean mujeres y 41 tengan menos de 45 años. Además, se ayudó a 95 agricultores a obtener la certificación de Rainforest Alliance, que promueve prácticas sostenibles en la agricultura.

Paolo Cornero, CEO de Ferrero en México, señala que para 2026 se espera que cada hectárea genere una tonelada y media de cacao de alta calidad, es decir, que se pase de una producción actual de 100 kg a 1,500 kg por hectárea.

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“Hoy las plantas ya están produciendo mazorcas que permiten comprobar la calidad del producto, pues en esta etapa son comestibles. Gracias a la fortaleza de las plantas, al esfuerzo de los agricultores y las buenas prácticas agrícolas que estimulamos en la región, los productores cuentan con parcelas que van progresando y resistiendo las condiciones climáticas que estamos viviendo”, refirió Cornero.

Norberto de la Rosa es un ejemplo del impacto positivo de estas iniciativas. Dedicado al campo desde su jubilación en 2019, el agricultor destinó una de sus nueve hectáreas al cultivo de cacao. Para ello, reemplazó árboles de rambután y mantuvo en el área árboles de mango para poder dar sombra a las plantas de cacao.

Con el apoyo técnico de ECOM, Norberto ha aprendido a manejar mejor su parcela y a asegurar un futuro más próspero para su finca. En el último año, sólo sus árboles de rambután produjeron 45 toneladas de fruta; cada kilo lo vendió a 10 pesos, de modo que generó alrededor de 450,000 pesos, mismos que utilizó para pagar a los trabajadores y reinvertir en la finca.

ECOM, desde sus inicios en México en 1996, ha implementado proyectos de sostenibilidad como parte de su estrategia Smarter Cocoa. Estos incluyen capacitar a productores, distribuir variedades de cacao tolerantes a enfermedades, establecer viveros con una capacidad anual de 500,000 plantas y crear un banco de germoplasma con 17 variedades de cacao. Estas iniciativas han beneficiado a más de 1,000 productores en México.

Para esta organización, invertir en acciones ESG sí es rentable. La adopción de prácticas responsables y sostenibles contribuye al bienestar de las comunidades locales y al medio ambiente, al tiempo que construye una imagen corporativa positiva que resuena con los consumidores cada vez más conscientes y exigentes en términos de responsabilidad social y ambiental.

Esto se traduce en una mayor lealtad del cliente y una ventaja competitiva en un mercado global donde la sostenibilidad se ha convertido en un criterio clave de diferenciación. Asimismo, las empresas que implementan estrategias ESG a menudo tienen acceso a nuevas oportunidades de financiamiento, ya que los inversionistas están cada vez más interesados en apoyar proyectos que generen un impacto positivo.

En conjunto, estas iniciativas, como el programa por el campo que ayudó a Norberto de la Rosa, no solo mejoran la resiliencia y adaptabilidad de las empresas ante desafíos futuros, sino que también garantizan un crecimiento sostenible y responsable a largo plazo, con un beneficio tangible tanto a la compañía como a la sociedad en general.

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