Sobre ProEmpleo, el ejecutivo señala que “es un proyecto transversal, armando un hub en el centro del país, un ecosistema entre los jóvenes, las empresas y las escuelas buscando la inserción laboral como la meta”.
Este modelo combina capacitación, emprendimiento e inserción, además de herramientas digitales para escalar el alcance.
Generation, por su parte, enfocará sus cursos en tecnologías de la información. “Tiene una particularidad que tiene que ver con trabajo digno, un trabajo que te ayude a salir adelante, mantenerte independiente”, dice Harris.
La fundación no solo entrega financiamiento: construye un ecosistema de apoyo adicional para maximizar el impacto. Harris lo llama un enfoque “más que filantropía”. Cada ONG participante tiene acceso a una comunidad de práctica con asistencia técnica, sesiones de diseño, acceso a expertos y exposición internacional.
“Queremos ponerlos en la vitrina, para que luego lleguen otros fondeadores y se tenga un efecto multiplicador”, comenta Harris.
Ejemplos recientes muestran que esta estrategia ha funcionado. En México, proyectos como los de Hunger Project o Corazón Urbano atrajeron financiamiento adicional tras la inversión inicial de Citi.
Este efecto catalítico es clave para amplificar el impacto social en contextos de alta demanda. La región latinoamericana enfrenta brechas profundas: según la CEPAL, más del 22% de los jóvenes no estudian ni trabajan y la informalidad supera el 50% en varios países.
Para Harris, la acción social corporativa no es solo un complemento, sino una responsabilidad: “La responsabilidad de cualquier empresa de regresar a la comunidad donde hace negocios es un principio básico empresarial”, asegura el ejecutivo.