“Es un producto 100% artesanal y un porcentaje de las ganancias se destina a nuestras actividades de impacto”, detalla Solís.
Además de promover la preservación lingüística, la iniciativa impulsa la inclusión tecnológica. A través de un programa piloto, Yeex-Kukulmat ha llevado kits de robótica a comunidades indígenas en Chiapas, con el objetivo de conformar equipos que participen en competencias nacionales.
“Queremos que los niños vean que también pueden ser ingenieros, doctores o científicos. Que no piensen solo en ser maestros o soldados, sino que amplíen su panorama”, comenta Solís.
Su enfoque participativo con las comunidades les ha permitido ganarse la confianza de las comunidades y documentar saberes tradicionales que, de otro modo, podrían perderse.
“Nos acercamos con total respeto hacia las creencias, tradiciones y costumbres. Ellas llevan la orientación; nosotros solo facilitamos materiales, dinámicas y estrategias”, afirma Vega.
De acuerdo con la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, México tiene más de 23 millones de personas que se reconocen como indígenas, y se hablan 68 lenguas originarias. Sin embargo, la pérdida lingüística avanza rápidamente: el INEGI estima que en las últimas dos décadas el porcentaje de hablantes de lenguas indígenas ha disminuido a menos del 6.1% de la población.
Para Solís, preservar estas lenguas no es solo una cuestión cultural, sino una forma de construir futuro.
Con esa visión, Yeex-Kukulmat ha comenzado a construir alianzas con universidades, museos y organizaciones como The Hunger Project, con quienes impartieron talleres de liderazgo y cultura en Chiapas. También trabajan con la Universidad Intercultural de Chiapas y el Centro de Innovación Social del Tec de Monterrey para identificar nuevas comunidades con las que colaborar.
El equipo, compuesto actualmente por unas 20 personas voluntarias, opera de forma distribuida entre Chiapas, San Luis Potosí, Monterrey y Ciudad de México.
Mirando hacia el futuro, los fundadores se plantean metas ambiciosas. Una de ellas es la creación de un centro cultural en Chiapas que sirva como espacio de encuentro entre cultura y tecnología. También buscan expandirse a Sudamérica, con colaboraciones que ya incluyen intercambios con una organización de Sudáfrica para realizar sesiones virtuales de “Círculos de Sabiduría”.
La iniciativa, hoy formalizada como la asociación civil NEC Saberes Ancestrales, quiere demostrar que el futuro sostenible de México puede construirse escuchando al pasado. “No olvidarnos de dónde venimos nos ayuda a ver hacia dónde podemos llegar. Teniendo raíces sólidas podemos lograr grandes cosas”, dice Solís.