El turismo surgió hace aproximadamente 150 años, después de la pandemia de cólera, como una forma de satisfacer las necesidades recreativas de las personas. Con el tiempo, evolucionó y se orientó hacia servicios centrados en la felicidad y la experiencia. Sin embargo, la masificación turística ha provocado la sobreexplotación de recursos naturales, la degradación de ecosistemas, el aumento de las emisiones contaminantes y la generación excesiva de residuos.
Además, en el ámbito social, ha contribuido a la pérdida de identidad cultural, la gentrificación de comunidades locales y la precarización del empleo en el sector. Todo esto ha llevado a cuestionar la forma en que se concibe y se practica el turismo, impulsando la búsqueda de modelos más sostenibles y responsables.
Emiliano Iturriaga, director ejecutivo de Rutopia, comentó en el panel “El poder regenerativo de los viajes” en la semana de México por el Clima 2025, que para evitar los efectos negativos del turismo es fundamental que cada comunidad o barrio conozca su capacidad de carga para saber cuántos viajeros pueden recibir sin que esto signifique un riesgo.