“A las empresas cada vez les preocupa más todos estos temas a nivel CEO y a nivel junta directiva, porque obviamente ellos están revisando lo que hace la gestión de la empresa pero sobre todo están mirando por la viabilidad de la operación a mediano y largo plazo”, señala Gema Sacristán, socia líder de Cambio Climático y Sostenibilidad en Deloitte Spanish Latin America, y es ahí donde la gobernanza juega un papel clave, pues establece los procesos y controles que permiten gestionar los riesgos y oportunidades asociados al desempeño ambiental y social.
Principales aspectos de la gobernanza
La gobernanza cubre varios aspectos críticos para la operación de una empresa como la transparencia en la comunicación de información financiera y no financiera permite a los inversionistas y al público entender cómo una empresa gestiona sus riesgos y oportunidades. Esto incluye la realización de reportes sobre desempeño en sostenibilidad y métricas de cumplimiento con regulaciones ambientales y sociales. “No hay nada peor hoy en día que decir que haces algo que no haces o que vas a hacer algo que luego no cumples. Creo que es muy importante ir contando cómo vas avanzando”, señala Sacristán.
La gobernanza en ESG también exige que las empresas implementen códigos de ética y de conducta que guíen el comportamiento de sus directivos y empleados. Además, deben asegurarse de cumplir con las leyes y regulaciones, particularmente en temas relacionados con derechos humanos, anticorrupción y protección ambiental.
Para que esto se lleve a cabo se requiere una estructura de gobierno sólida, que incluye consejos de administración independientes, comités dedicados a la sostenibilidad y procesos de toma de decisiones que minimicen los conflictos de interés. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), una estructura de este tipo ayuda a proteger los intereses de los accionistas y, al mismo tiempo, fomenta la responsabilidad social y ambiental.
La gobernanza también implica la identificación y gestión de riesgos relacionados con temas ESG, como el cambio climático y las relaciones con la comunidad. Las empresas deben establecer controles internos y realizar auditorías para evaluar su exposición a estos riesgos.
Las empresas también deben trabajar en sus metas de diversidad en los consejos de administración y en el liderazgo ejecutivo. Organizaciones como el World Economic Forum señalan que la diversidad de género y de pensamiento en los consejos mejora la toma de decisiones y fortalece la resiliencia empresarial.