"Vinculamos la huella de carbono de las personas más ricas directamente con los impactos climáticos en el mundo real", dijo la autora principal Sarah Schoengart, científica del organismo ETH Zurich, a AFP.
En comparación con el promedio mundial, por ejemplo, el 1% más rico contribuyó 26 veces más a las olas de calor que suceden una vez por siglo, y 17 veces más a las sequías en la Amazonía, según los hallazgos publicados en Nature Climate Change.
Las emisiones del 10% más rico en China y Estados Unidos representan juntas casi la mitad de la contaminación global por carbono.
La quema de combustibles fósiles y la deforestación han provocado el recalentamiento de la superficie de la Tierra en un promedio de +1.3º C, principalmente durante los últimos 30 años.
Schoengart y sus colegas combinaron datos económicos y simulaciones climáticas para rastrear las emisiones de distintos grupos socioeconómicos, en función de sus ingresos.
Los investigadores incluyeron en sus análisis el papel de las emisiones ocultas en inversiones financieras, y no solo en el estilo de vida y el consumo personal.
Investigaciones anteriores han demostrado que gravar las emisiones ligadas a los activos es más equitativo que los impuestos generales por la emisiones de gases de efecto invernadero, que tienden a afectar más a quienes tienen menores ingresos.
La mayoría de iniciativas recientes para aumentar los impuestos a los súper-ricos y multinacionales se han estancado, especialmente desde que Donald Trump recuperó la Casa Blanca.
El año pasado, Brasil —como anfitrión del G20— propuso un impuesto del 2% sobre el patrimonio neto de individuos con más de 1,000 millones de dólares en activos.