El debate sobre el cambio climático ha estado dominado por la percepción de que la transición hacia una economía baja en carbono representa un desafío financiero significativo. Sin embargo, un informe reciente de la Universidad de Cambridge y Boston Consulting Group confirma que el costo real no está en la acción, sino en la inacción. Si no se adoptan medidas urgentes, la crisis climática podría reducir el PIB global acumulado hasta en un 34% para 2100, comprometiendo la estabilidad financiera y operativa de empresas y gobiernos.
El precio de la inacción. La amenaza económica del cambio climático

A pesar de la creciente evidencia sobre los riesgos económicos del cambio climático, muchas organizaciones continúan postergando decisiones estratégicas. La incertidumbre regulatoria, las presiones de corto plazo y la falta de incentivos claros han generado parálisis en diversos sectores. No obstante, los datos sugieren que actuar ahora no solo es una medida de mitigación, sino también una estrategia para preservar la competitividad y reducir riesgos financieros a largo plazo.
Los efectos económicos del cambio climático ya son una realidad
El impacto del cambio climático en la actividad económica global es cada vez más evidente. En 2024, las temperaturas alcanzaron un máximo histórico, con un incremento de 1.55°C por encima de los niveles preindustriales, lo que ha desencadenado consecuencias tangibles en diversos sectores productivos.
En la agricultura, la combinación de sequías prolongadas y eventos climáticos extremos ha afectado la productividad y elevado los costos de producción. La disminución del rendimiento de cultivos estratégicos no solo ha impactado la seguridad alimentaria, sino que también ha generado presiones inflacionarias en los precios de los alimentos.
El comercio global también enfrenta disrupciones significativas. La crisis en el Canal de Panamá, causada por la reducción de los niveles de agua debido a la sequía, ha restringido el tráfico marítimo y aumentado los costos logísticos. Este tipo de interrupciones en las cadenas de suministro afectan la eficiencia operativa de múltiples industrias, exacerbando la volatilidad de los mercados.
El sector asegurador se encuentra bajo una presión creciente. Las indemnizaciones por desastres naturales han alcanzado cifras récord en los últimos cinco años, incrementando el costo de las primas y, en algunos casos, limitando la capacidad de las empresas para asegurar activos estratégicos. La exposición a eventos climáticos extremos ya no es un riesgo teórico, sino una variable que impacta directamente la viabilidad financiera de múltiples sectores.
Nuevas reglas y riesgos financieros
Más allá de los impactos físicos, la inacción climática está redefiniendo las condiciones de mercado y los flujos de capital. Regulaciones como el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM) de la Unión Europea imponen restricciones comerciales a productos con una alta huella de carbono, lo que obliga a las empresas a adoptar procesos más sostenibles o enfrentar barreras competitivas.
Paralelamente, el sector financiero está integrando criterios de riesgo climático en la asignación de capital. Fondos de inversión y bancos han comenzado a desincentivar el financiamiento de empresas con modelos de negocio intensivos en carbono, priorizando aquellas con estrategias claras de transición energética. Según el informe, la inversión en mitigación debe multiplicarse por nueve y la inversión en adaptación por trece para evitar los peores escenarios económicos. Sin embargo, los flujos actuales siguen muy por debajo de estos niveles.
Este cambio en la estrategia de inversión no es circunstancial. Cada vez más inversionistas exigen transparencia y métricas concretas sobre la gestión de riesgos climáticos. Las empresas que no logren demostrar un compromiso sólido con la sostenibilidad no solo enfrentarán dificultades para acceder a financiamiento, sino que verán erosionada su competitividad en mercados cada vez más regulados.
Riesgos estructurales para las empresas
El informe subraya que la inacción no es una postura neutral, sino una decisión con implicaciones económicas severas. Si el calentamiento global supera los 3°C, las pérdidas económicas serán irreversibles. Regiones costeras podrían volverse inhabitables, los activos físicos perderán valor y la volatilidad en los mercados financieros alcanzará niveles sin precedentes.
Las organizaciones que retrasen su transición hacia modelos operativos sostenibles estarán expuestas a riesgos que superan con creces cualquier inversión en adaptación. La combinación de regulaciones más estrictas, costos operativos crecientes y disrupciones en las cadenas de suministro podría traducirse en una pérdida significativa de competitividad y sostenibilidad financiera.
En contraste, aquellas empresas que han integrado estrategias de resiliencia climática en sus modelos de negocio están logrando beneficios tangibles. Sectores como las energías renovables, la movilidad sostenible y la infraestructura resiliente han atraído inversiones récord, consolidándose como motores de crecimiento en la nueva economía.
Una cuestión de estrategia y visión de largo plazo
El mensaje del informe es claro: el cambio climático no es solo un desafío ambiental, sino una amenaza económica que requiere respuestas inmediatas. Las empresas que continúen tratando la sostenibilidad como una iniciativa secundaria están ignorando una transformación estructural en el mercado.
El dilema no es si se debe actuar, sino cuándo y cómo. A medida que la presión regulatoria y financiera se intensifica, las organizaciones que integren la sostenibilidad como un pilar estratégico no solo mitigarán riesgos, sino que también aprovecharán nuevas oportunidades de negocio.
Aquellas compañías que sigan postergando decisiones clave enfrentarán consecuencias cada vez más severas. En un entorno donde la estabilidad financiera depende de la capacidad de adaptación, la inacción representa el mayor riesgo de todos.
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Nota del editor: Antonio Vizcaya Abdo, consultor en distintas organizaciones y profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México enfocado en Sostenibilidad Corporativa. Reconocido por LinkedIn como Top Voice en Sostenibilidad. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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