Estos datos refuerzan un argumento que ha ganado relevancia en los últimos años: la sostenibilidad no solo es una necesidad ambiental, sino también una estrategia económica. La inversión en tecnologías limpias, eficiencia energética y modelos de negocio sostenibles no es únicamente una respuesta a la crisis climática, sino una oportunidad de crecimiento y modernización industrial.
Empleo, inversión y competitividad
Uno de los aspectos más destacados del caso británico es la calidad del empleo generado en la economía net zero. Los salarios en este sector son 15% más altos que el promedio nacional, y la productividad es 38% superior. Esto sugiere que las actividades vinculadas a la descarbonización no solo crean nuevos puestos de trabajo, sino que también impulsan la sofisticación y competitividad del mercado laboral.
Además, la inversión en sectores sostenibles ha crecido de manera sostenida. En 2023, el Reino Unido atrajo más de £20,000 millones en inversión extranjera directa para proyectos net zero, un incremento del 47% en comparación con el año anterior. Este dinamismo ha convertido a la transición energética en un factor clave para la atracción de capital y la expansión empresarial.
El vínculo entre crecimiento económico y acción climática es evidente en otras regiones del mundo. En la Unión Europea, la economía net zero tiene un impacto económico aún mayor que en el Reino Unido, mientras que en China la energía limpia representó el 10% del PIB en 2024. Estos datos indican que la tendencia no es exclusiva de un solo país, sino que responde a un cambio estructural en la economía global.
A pesar de la evidencia, algunos sectores siguen argumentando que la transición hacia una economía descarbonizada representa un obstáculo para el crecimiento. Sin embargo, postergar la acción climática no es una alternativa sin consecuencias. El costo de la inacción se manifiesta en distintos frentes, desde la volatilidad en los precios de la energía hasta la pérdida de competitividad en mercados internacionales cada vez más exigentes en términos ambientales.
El costo de no actuar y el riesgo de quedarse atrás
La reciente crisis energética en Europa, impulsada por el alza en los precios del gas tras la invasión rusa a Ucrania, puso de manifiesto la vulnerabilidad de los países con una alta dependencia de los combustibles fósiles. En este contexto, la expansión de las energías renovables no solo responde a un imperativo ambiental, sino que también es una estrategia de seguridad energética y estabilidad de costos.
Las empresas tampoco están exentas de los riesgos asociados a una transición tardía. Cada vez más inversionistas están canalizando su capital hacia compañías con estrategias claras de descarbonización, mientras que aquellas que no adoptan compromisos climáticos enfrentan condiciones de financiamiento más restrictivas. En mercados altamente regulados, la falta de alineación con estándares ambientales puede traducirse en barreras comerciales y pérdida de acceso a clientes estratégicos.
El caso del Reino Unido sugiere que la transición net zero puede ser gestionada de manera efectiva si se diseñan políticas adecuadas e incentivos alineados con las necesidades de los distintos sectores productivos. La implementación de medidas para fomentar la inversión en energías limpias, el fortalecimiento de la infraestructura para la electrificación del transporte y el desarrollo de programas de capacitación en habilidades sostenibles han sido clave para su éxito.
Este modelo puede replicarse en otras economías que buscan modernizar su aparato productivo y diversificar sus fuentes de crecimiento.
En el caso de México, por ejemplo, existe un enorme potencial para el desarrollo de energías renovables, particularmente en energía solar y eólica, sectores que podrían convertirse en motores de inversión y generación de empleo en las próximas décadas.
Asimismo, el impulso a la manufactura limpia y la reconfiguración de cadenas de suministro hacia procesos de menor impacto ambiental podrían colocar al país en una posición favorable en el comercio internacional. La creciente adopción de criterios de sostenibilidad en los tratados comerciales y la regulación de los mercados de exportación hacen que la transición net zero sea una condición indispensable para mantener y ampliar la competitividad global.