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Más allá del ESG. La sostenibilidad sigue siendo un imperativo empresarial

El ataque político y regulatorio contra ESG ha llevado a muchas empresas a cambiar su forma de comunicar sus estrategias, pero no a abandonarlas.
jue 20 marzo 2025 06:02 AM
Más allá del ESG. La sostenibilidad sigue siendo un imperativo empresarial
A nivel financiero, aunque algunos grandes gestores de activos han reducido su exposición pública a iniciativas ESG, siguen considerando la sostenibilidad como un factor clave en su evaluación de riesgos, apunta Antonio Vizcaya Abdo.

Una batalla política que no cambia la realidad

En los últimos meses, la sostenibilidad ha sido colocada en el centro de una batalla política que ha generado una intensa polarización, especialmente en Estados Unidos. La administración de Donald Trump ha intensificado su oposición a las regulaciones ESG, eliminando normativas que promovían la divulgación de riesgos ambientales y sociales, desmantelando iniciativas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) y rechazando oficialmente los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

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Al mismo tiempo, en Europa, se han implementado ajustes regulatorios con el objetivo de reducir la carga administrativa de las empresas. El Paquete Ómnibus de Simplificación ha debilitado la aplicación de normativas clave como la CSRD (Corporate Sustainability Reporting Directive) y la CSDDD (Corporate Sustainability Due Diligence Directive), reduciendo los requisitos de transparencia y monitoreo de impactos en la cadena de suministro.

Estos cambios han provocado ajustes estratégicos en diversas empresas y sectores. En Estados Unidos, gestoras de activos han reducido su participación en iniciativas climáticas, mientras que algunas compañías han optado por suavizar su discurso público sobre ESG para evitar verse envueltas en debates políticos. En Europa, aunque muchas empresas ven con alivio la reducción de cargas burocráticas, otras advierten que una menor regulación podría debilitar la confianza de inversionistas y consumidores.

Sin embargo, a pesar de estos movimientos y del ruido mediático que los rodea, las razones que han llevado a la sostenibilidad a ser un pilar estratégico en las empresas siguen intactas. Más allá de la ideología, la sostenibilidad no es un tema de narrativas, sino una cuestión de gestión de riesgos y competitividad.

Más que ESG. La sostenibilidad integrada en la estrategia empresarial

El ataque político y regulatorio contra ESG ha llevado a muchas empresas a cambiar su forma de comunicar sus estrategias, pero no a abandonarlas. En lugar de centrarse en etiquetas que pueden generar controversia, están integrando la sostenibilidad dentro de sus modelos de negocio de manera más estructural y discreta.

Esta evolución responde a una realidad innegable: las empresas operan en un mundo donde el cambio climático, la inestabilidad energética y la presión de los consumidores e inversionistas son factores ineludibles. La disrupción en las cadenas de suministro por eventos climáticos extremos sigue en aumento, la volatilidad en los precios de la energía impacta la rentabilidad de sectores industriales clave, y la transición hacia modelos más sostenibles continúa siendo una prioridad en los mercados internacionales.

En este contexto, ignorar la sostenibilidad no es una opción viable. Las empresas que dejen de considerar estos factores en sus estrategias enfrentarán mayores riesgos financieros, operacionales y reputacionales. No se trata de una postura ideológica, sino de una cuestión de viabilidad a largo plazo.

Además, la presión no proviene únicamente de regulaciones gubernamentales. Los grandes inversionistas, las entidades financieras y los consumidores exigen cada vez más que las empresas adopten prácticas responsables. El acceso a financiamiento, la confianza del mercado y la estabilidad operativa dependen de la capacidad de las compañías para integrar la sostenibilidad en su modelo de negocio.

Un mercado global que avanza con o sin consenso político

Mientras en Estados Unidos algunos sectores intentan desacreditar ESG y Europa reevalúa sus regulaciones, otras regiones continúan fortaleciendo sus compromisos en sostenibilidad. China ha incrementado significativamente su inversión en energías limpias y manufactura sostenible, mientras que India ha endurecido su regulación ambiental y promovido incentivos para acelerar la transición hacia fuentes renovables.

Estos países no están impulsando la sostenibilidad por razones ideológicas, sino porque reconocen que es un pilar para el crecimiento económico, la competitividad industrial y la seguridad energética. En un mundo donde la dependencia de combustibles fósiles es un riesgo financiero y geopolítico, garantizar la transición hacia modelos de negocio más resilientes es una decisión estratégica, no un debate cultural.

A nivel financiero, aunque algunos grandes gestores de activos han reducido su exposición pública a iniciativas ESG, siguen considerando la sostenibilidad como un factor clave en su evaluación de riesgos. Los fondos soberanos, los bancos de inversión y las aseguradoras han dejado claro que los impactos ambientales y sociales afectan la rentabilidad y estabilidad de las empresas, independientemente de cómo se etiqueten.

La fragmentación regulatoria global puede hacer que la adaptación a distintos marcos normativos sea más compleja, pero no elimina la necesidad de actuar. Las empresas que operan en múltiples mercados deben encontrar maneras de cumplir con expectativas divergentes sin comprometer su posicionamiento ni su acceso a capital.

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El debate sobre ESG es una distracción del verdadero desafío

Las discusiones políticas en torno a ESG pueden generar cambios regulatorios e influir en la comunicación empresarial, pero no alteran la dirección fundamental del mercado. La sostenibilidad no es una moda ni una estrategia de marketing, sino una necesidad operativa y financiera.

El verdadero desafío para las empresas no es si deben continuar con sus estrategias de sostenibilidad, sino cómo pueden adaptarlas de manera efectiva en un entorno más polarizado y fragmentado. Las compañías que comprendan esta nueva realidad y sean capaces de integrar la sostenibilidad en su estructura operativa sin depender de etiquetas o narrativas externas tendrán una ventaja competitiva significativa.

Por el contrario, aquellas que la releguen o la ignoren por completo enfrentarán crecientes dificultades para acceder a financiamiento, mantener su reputación y asegurar la estabilidad de sus operaciones.

La sostenibilidad no está en riesgo por la politización del ESG. Las empresas e inversionistas seguirán integrándola porque responde a riesgos reales, no a debates ideológicos.

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Nota del editor: Antonio Vizcaya Abdo, consultor en distintas organizaciones y profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México enfocado en Sostenibilidad Corporativa. Reconocido por LinkedIn como Top Voice en Sostenibilidad. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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Opinión ESG Empresas

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