De acuerdo con el Global Business Complexity Index 2025 de TMF Group, México presenta un entorno cada vez más complejo para las compañías, debido a nuevas normativas laborales y regulaciones fiscales. El país pasó del cuarto al tercer lugar en un ranking de 79 naciones, colocándose como el más complicado de América Latina para hacer negocios.
Además, añade Espinosa de los Monteros, “las empresas necesitan sobrevivir. En este momento, requerimos jugadores que estén pensando en cadenas de suministro globales del sector de alimentos y bebidas, cementero, energético. Ahí es donde está el tema clave. Entonces los entiendo si ESG no es su prioridad por ahora”.
El valor del propósito
Para Prem Zalzman, cofundador y director de Innovación Estratégica en Kolibri, postergar el compromiso con los criterios ESG no solo es una cuestión ética, sino un tema de coherencia y supervivencia empresarial.
“Lo que muchas veces se presenta como un dilema -‘crecer o impactar’- es, en realidad, una decisión estratégica. El 80% del impacto positivo de un producto o servicio se determina en la fase de diseño. Por eso, incorporar desde el inicio las variables sociales y ambientales adecuadas será clave para mitigar los riesgos que afectarán a la empresa”, señala Zalzman.
Este enfoque permite a las startups diferenciarse y generar confianza entre clientes e inversionistas, además de anticiparse a regulaciones y demandas sociales cada vez más estrictas, tanto en México como en mercados internacionales. Invertir en empresas que integran la perspectiva de riesgos climáticos o que ofrecen soluciones sostenibles a largo plazo es, a su vez, una estrategia clave para garantizar su viabilidad futura.
Javier Herrero, director ejecutivo de Sistema B México, coincide en que las prácticas ESG no deben dejarse para después, pues representan un verdadero factor de competitividad.
“La innovación y la creatividad del emprendedor pueden estar al servicio de la solución de problemas sociales y ambientales. Eso es precisamente una herramienta de competitividad”, afirma. “Si enfrentamos el impacto social y ambiental con la supervivencia, le estamos restando competitividad a largo plazo a la empresa”, dice Herrero.
Como prueba, la Encuesta Global de CEOs de EY, revela que el 78% de los líderes empresariales considera que los factores ESG son cruciales para el éxito de su empresa. Por su parte, la 28ª Encuesta Global Anual de PwC muestra que uno de cada tres CEOs reportó mayores ingresos tras invertir en sostenibilidad durante los últimos cinco años.