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El desperdicio de alimentos genera CO2, pero se puede evitar desde el celular

En el mundo de la tecnología surgen iniciativas para evitar el desperdicio de alimentos en buen estado desde la comodidad de un clic.
vie 23 agosto 2024 03:05 PM
Desperdicio de alimentos
Se estima que en México se desperdician alrededor de 20.4 millones de toneladas de alimentos básicos cada año.

El mundo pasa por dos crisis que resultan contradictorias: hambruna y desperdicio de alimentos. Se estima que en México se desperdician alrededor de 20.4 millones de toneladas de alimentos básicos cada año, de acuerdo con datos del Banco Mundial. Sin embargo, aunque existe esa cantidad de comida descartada, el organismo proyecta que para 2030, cerca de 670 millones de personas enfrentarán hambre.

Además del desperdicio de comida en buen estado para su consumo o las pérdidas económicas que ello representa, también entra en juego el factor contaminante. Al entrar en proceso de descomposición, los desechos orgánicos generan dióxido de carbono (CO2). En 2017, el Banco Mundial apuntó que el promedio de desperdicio de alimentos en el país representa la generación de 36 millones de toneladas de este gas, emisiones similares a las generadas por 15.7 millones de vehículos al año.

A nivel global, se calcula que entre el 8% y 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero están asociadas a alimentos que nunca se consumieron, de acuerdo con estimaciones del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

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La cadena de afectaciones no termina ahí, si bien podría parecer que el desperdicio está ligado solo con comida, la realidad es que para la producción de esos alimentos se necesitó agua, que por ende termina desechada en un momento en el que este recurso también escasea.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los alimentos que nunca se consumen también representa un desperdicio de insumos como tierra, energía, suelo, semillas y otros utilizados en su producción.

Tecnología al rescate de los alimentos

De todo el gasto de alimento, aproximadamente 72%, sucede en los primeros eslabones de la cadena productiva, es decir que ni siquiera es necesario que la comida llegue a los hogares para que se descarte, este escenario se presenta desde la precosecha, hasta la distribución.

El 28% tiene lugar en la venta al menudeo y como resultado de los hábitos de los consumidores, según el BM. Es en este punto donde han surgido iniciativas que pretenden conectar a través de la tecnología a esos alimentos a punto de ser desechados pero aún en buen estado para su ingesta, con consumidores.

El gancho, es ofrecer precios más accesibles con el fin de que los compradores se interesen en adquirir alimentos que sobran en algunos establecimientos, así como aquellos que están a punto de caducar.

Mauricio Kramer, CEO y cofundador de Kigüi, una aplicación que conecta a empresas proveedoras de alimentos con usuarios para adquirir productos a precios atractivos antes de que expiren, señala que el incentivo económico es necesario pues la sociedad latinoamericana aún no recurre a estas herramientas por su buen impacto para el medio ambiente, sino que está más interesada en el que llega a sus bolsillos.

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“Hoy, la verdad, quien usa Kigüi lo hace más que nada por el ahorro de dinero (....) Es decir, ¿usaría Kigüi si no me diera ahorro, solamente por el impacto en el medio ambiente? Y seguramente hoy la respuesta es que no”, señala Kramer.

Kigüi no lleva los alimentos hasta las casas de sus usuarios, sino que son ellos los que se trasladan al punto de venta como lo harían en un día de compras regular, solo que al momento de seleccionar sus artículos, tienen la opción de optar por uno próximo a caducar, en lugar de aquel que tendrá una vida más larga. Los usuarios de esta app ingresan su ticket a la plataforma, el cual es analizado con Inteligencia Artificial y pueden acceder a devoluciones del 40% sobre los artículos próximos a expirar.

De acuerdo con Kramer, el objetivo es cambiar el comportamiento de compra de los consumidores y “en vez de ir atrás del anaquel y buscar aquel de más largo vencimiento, buscar el de más corto”. El modelo bajo el que opera esta plataforma también tiene la meta de evitar que se produzca más contaminación con repartidores de delivery, es por ello que se inclina porque la entrada a sus servicios se desarrolle en una visita al supermercado que el comprador de todos modos iba a hacer.

Pero no todo el alimento sale de los supermercados. Para atender a aquellos negocios que diariamente producen alimentos que se descartan al final del día si no se vende también existe una alternativa: Chief.

Este marketplace trabaja a través de una app en la que los usuarios pueden comprar productos de El Globo, Maison Kayser, restaurantes, entre otros establecimientos, con descuentos de hasta el 50%.

Estos productos están en perfecto estado, explica Kim Durand, CEO y fundador de la plataforma. En sus palabras, este tipo de servicios ayudan a muchas personas a acceder a productos de calidad a un menor precio.

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Los alcances que la tecnología pudiera tener en materia de evitar desperdicios van más allá de acercar el alimento a las personas, de acuerdo con Gustavo Moreno, country manager y director comercial para Yango Tech, también puede utilizarse como una herramienta que ayude a gestionar inventarios, dando una perspectiva de la cantidad de productos con los que se cuenta, sus fechas de expiración, que tanta rotación hay en almacenes, qué temperatura se requiere para su almacenamiento, entre otros detalles.

Así funciona OrderEat, una plataforma que no está disponible para todos los usuarios, sino que fue diseñada particularmente para atender a comedores escolares. De acuerdo con Matías Caraviotto, cofundador de la app, el proyecto no inició con la idea de evitar desperdicio de alimentos, sino de optimizar el funcionamiento de la cafetería de su escuela en Uruguay para eliminar el uso de efectivo, largas filas de espera y dar a los tutores acceso a apartar comida para sus hijos a la distancia. Sin embargo, esta gestión tuvo como consecuencia un mejor manejo de los recursos. De acuerdo con un estudio que OrderEat realizó en 30 colegios de Uruguay, México y Argentina, gracias a la implementación de la app, en 12 meses lograron disminuir el desperdicio de aproximadamente 12 toneladas de comida.

Ganan los usuarios, el medio ambiente y las empresas

Los usuarios y el medio ambiente no son los únicos beneficiados, para las empresas también hay incentivos, por ejemplo, las compañías pueden aumentar sus márgenes de ganancia y disminuir los volúmenes de merma.

“Tenemos sucursales en plataforma que están generando hasta 40,000 pesos de más al mes. Y esto, si lo piensas, no es solo ingreso adicional, es margen adicional porque no hay ningún costo marginal asociado”, señaló Kim.

En el caso de Kigüi, dice Kremer, las empresas ahorran al no tener que retirar sus productos de venta y ganan porque al final hay un ingreso por esos alimentos que pudieron terminar descartados.

Este tipo de acciones también pueden sumar puntos para aquellas compañías que se encaminan a ser más sustentables, como ejemplo está el último acuerdo que Kigüi estableció con Nestlé México para reducir el desperdicio de alimentos, y que ayudará a disminuir hasta 444.75 emisiones de CO2 por la producción y descomposición de comida a través de esta alianza.

Para las cafeterías en las que opera OrderEat, Caraviotto señala que al tener claro qué es lo que se consumirá, las instituciones educativas evitan comprar y cocinar de más, pues solo se prepara lo necesario para quienes apartaron su comida con antelación, lo que resulta en ahorro de tiempo trabajado, dinero y desperdicios. Si bien señala que de vez en cuando algún alumno que aparta comida no la consume, la merma no se compara con la que habría sin la gestión.

Los retos

Si bien surgen iniciativas como las antes mencionadas que dibujan una luz en el camino, el desperdicio de alimentos continúa. De acuerdo con Durand esto se debe a que faltan más actores en el campo y aunque considera que los bancos de alimentos hacen un gran esfuerzo, no ha resultado suficiente.

Por otro lado, la desigualdad social y económica juegan un papel crucial y favorece el incremento de la brecha entre quienes pueden costear cierto tipo de alimentación o incluso a una aplicación móvil para obtenerlos a menor costo y quienes quedan excluidos.

Tampoco basta con intervenir en una sola vía de desperdicio. La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) apunta que las razones por las que se pierde o desperdicia un alimento son variadas: el mal tiempo, los problemas de procesamiento, la sobreproducción y los mercados inestables provocan la pérdida de alimentos mucho antes de que lleguen a las tiendas.

Una vez en los anaqueles, la sobrecompra, la mala plastificación y la confusión sobre etiquetas contribuyen al desperdicio de alimentos en tiendas y hogares.

Algunas recomendaciones que el organismo pone a disposición de la población para evitar en la medida de lo posible el desperdicio de alimentos en casa, son las siguientes:

  • Revisar lo que tienes en la despensa y el refrigerador y llevar un inventario.
  • Trata de almacenar tus alimentos con el método de “primero en entrar, primero en salir”, de modo que nada se eche a perder o se malgaste.
  • Presta especial atención a los alimentos de corto plazo, es decir aquellos que no duran tanto como leche, huevos, verduras, frutas y hortalizas.
  • Ten presente la fecha de caducidad o bien pégala al frente de cada paquete. Puedes llevar una hoja de control y pegarla en un lugar visible o guardar un documento con esta información en tu celular.
  • Entiende la diferencia en las fechas del etiquetado. La fecha de “consumo preferente” se refiere a la calidad del alimento; todavía puede ser seguro comerlo después de esta fecha, mientras que la “fecha de caducidad” indica cuándo ya no es seguro consumir ese alimento. Utiliza primero los alimentos cuya fecha de caducidad esté más próxima.
  • Planifica un menú, de preferencia quincenal. La idea es no comprar muchos productos, sobre todo perecederos para evitar que se echen a perder. Al elaborarlo distribuyes el gasto y las visitas al supermercado o mercado público.
  • Convierte la comida sobrante en el almuerzo o la cena del día siguiente. En internet encontrarás muchas recetas creativas.
  • Termina las sobras antes de cocinar algo nuevo: el impulso de preparar algo diferente para cada comida es bastante común.
  • Si te sobran alimentos y no los vas a consumir, considera la opción de donar a vecinos, conocidos, amigos o un banco de alimentos que por lo regular aceptan alimentos que puedan garantizar un consumo seguro, es decir, que por su naturaleza, procesado, temperatura de conservación y tipo de envasado se consideran más estables o inalterables.
  • Si el desecho es inminente, puedes realizar una composta.
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