“Permiso social”, la advertencia de Nadella
Para Nadella la legitimidad del uso intensivo de recursos energéticos por la industria tecnológica no está garantizada por la innovación per se, sino por la percepción y aceptación pública. En una entrevista con Mathias Döpfner, CEO de Axel Springer, Nadella dijo que la industria “necesita ganarse el permiso social para consumir energía, porque estamos haciendo el bien en el mundo”.
Esa idea de que la aceptación pública no es automática está asociada a una percepción creciente de que las grandes inversiones en IA y en infraestructura pueden tener externalidades ambientales y sociales importantes.
Nadella contextualizó su advertencia en torno a las preocupaciones ciudadanas y políticas: si el uso de energía resulta en beneficios económicos claros y generalizados, el público podría tolerar la presión sobre las redes eléctricas; de lo contrario, el descontento podría traducirse en resistencia política y social.
Además, Nadella reconoce que el verdadero obstáculo no está en la escasez de chips, sino en la disponibilidad de energía donde se necesita construir centros de datos. “No tengo suficientes lugares en los que conectarlos a la energía”, afirmó en una conversación con ejecutivos del sector, subrayando que la energía puede convertirse en el “cuello de botella” del crecimiento de la IA.
La factura energética de la IA
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el consumo mundial de electricidad de los centros de datos, las instalaciones donde se alojan servidores que ejecutan servicios digitales y modelos de IA, podría más que duplicarse para 2030, pasando de aproximadamente 415 teravatios-hora (TWh) en 2024 a cerca de 945 TWh bajo escenarios base, lo que se compara con el consumo anual de energía de un país de tamaño medio como Japón.
En Estados Unidos, los centros de datos ya consumen más del 4% de la electricidad total del país, una proporción que, según estimaciones, podría crecer a más del doble para finales de la década, de acuerdo con Pew Research Center, un centro de investigación independiente y sin fines de lucro.
Esa tendencia ha llevado a debates sobre si las redes eléctricas locales podrán soportar la demanda, o si se requerirán inversiones masivas en infraestructura energética.
El impacto va más allá de la electricidad. La operación de estos centros también consume agua para refrigeración, lo que podría suponer tensiones adicionales sobre recursos locales, particularmente en regiones con estrés hídrico.
Según un artículo del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), una sola consulta a un modelo generativo como ChatGPT puede consumir alrededor de cinco veces más electricidad que una búsqueda tradicional en la web. Esta diferencia se debe a la complejidad de los cálculos y a la infraestructura computacional intensa que requieren los grandes modelos de lenguaje generativo.