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BreakPET acelera la circularidad del plástico con reciclaje enzimático

La startup mexicana desarrolla enzimas capaces de descomponer el PET y busca escalar su tecnología para integrarse a la industria del reciclaje y de los envases retornables.
lun 29 diciembre 2025 05:55 AM
plástico y enzimas
La idea central de su propuesta es utilizar enzimas diseñadas para romper las cadenas del PET y recuperar sus monómeros originales (las moléculas más pequeñas del plástico), lo que permitiría fabricar nuevos envases. (serts/Getty Images/iStockphoto)

En México se consumen más de 700,000 toneladas de envases de PET al año, de acuerdo con datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), y aunque el país es uno de los mayores recicladores de este material en América Latina, gran parte del proceso sigue siendo mecánico, con límites claros en número de ciclos y calidad del plástico recuperado. En ese contexto surgió Break PET, una startup mexicana que busca cambiar la lógica del reciclaje tradicional mediante biotecnología.

BreakPET nació hace seis años a partir de la experiencia académica de Daniel Rodríguez, doctor en Ciencias Bioquímicas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y hoy director general de la empresa, quien encontró en el plástico un campo donde esa especialización podría tener impacto ambiental y económico.

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La idea central de su propuesta es utilizar enzimas diseñadas para romper las cadenas del PET y recuperar sus monómeros originales (las moléculas más pequeñas del plástico), lo que permitiría fabricar nuevos envases con las mismas propiedades que el material virgen. “Todo mi trabajo en la academia estuvo orientado al trabajo con enzimas (proteínas que aceleran la velocidad de una reacción química)”, explica Rodríguez.

A diferencia del reciclaje mecánico, que comúmente tritura y vuelve a fundir el plástico, el proceso enzimático forma parte del llamado reciclaje químico. Rodríguez detalla que la hojuela de PET se introduce en agua junto con la enzima y se deja actuar durante tres días; en ese lapso, la enzima realiza la degradación del material hasta convertirlo en monómeros solubles en agua.

Tras este proceso se obtienen ácido tereftálico y etilenglicol, los dos componentes básicos del PET, que pueden reincorporarse a distintos procesos industriales. De acuerdo con la empresa, su enzima es capaz de degradar hasta 90% del material en 72 horas, lo que representa un avance frente a desarrollos previos documentados en la literatura científica.

La tecnología ya cuenta con una patente otorgada por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) en 2023 y ha sido validada a escala de laboratorio. BreakPET ha tenido acercamientos y pilotos con empresas como Nestlé México, FEMSA y productores de resina como Alpek, uno de los mayores fabricantes de PET en el país, según información corporativa de la empresa.

“Logramos llegar a la pureza que ellos nos pedían”, señala Rodríguez sobre las pruebas con monómeros recuperados.

El modelo de negocio que visualiza BreakPET se enfoca, en una primera etapa, en los envases retornables que ya no pueden seguir circulando. “Ese PET no lo quieren los recicladores mecánicos y normalmente lo venden muy barato”, explica el directivo. La propuesta es procesarlo en plantas cercanas a los centros de acopio, romper las cadenas con enzimas y vender los monómeros a productores de resina para cerrar el ciclo.

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El reto de la escalabilidad

Uno de los principales retos ha sido el escalamiento. La industria del PET opera con márgenes bajos y volúmenes gigantescos, ya Rodríguez da como ejemplo que Alpek produce alrededor de cuatro millones de toneladas de resina virgen al año, lo que obliga a pensar en plantas de al menos 5,000 toneladas anuales para que el modelo sea rentable. Hasta ahora, el directivo destaca que BreakPET no ha conseguido el capital necesario para construir esa infraestructura.

Ante ese escenario, la empresa decidió aprovechar su capacidad instalada para producir enzimas destinadas a otros mercados industriales, como alimentos o detergentes, donde la demanda ya existe y los volúmenes son más manejables.

“Son enzimas que ya tienen un mercado establecido y con esas ventas iremos aumentando nuestra capacidad. La meta es generar ingresos recurrentes que permitan, a mediano plazo, retomar el escalamiento de la enzima para PET”, explica el fundador de la empresa.

A futuro, dice Rodríguez, Break PET busca consolidar un portafolio biotecnológico que le dé solidez financiera y, al mismo tiempo, mantener viva la apuesta por el reciclaje infinito del plástico.

“No lo vamos a cambiar de un día para otro, sino gradualmente, desplazando procesos petroquímicos por biotecnológicos. En un país donde la presión regulatoria y social por la economía circular va en aumento, ese enfoque podría convertirse en una pieza clave del rompecabezas ambiental”, destaca Rodríguez.

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