La ola de plástico que se avecina
Durante ese periodo, The Pew destaca que la contaminación por macroplásticos (mayores a 5 milímetros) prácticamente se duplicará: la contaminación terrestre pasará de 49 a 98 millones de toneladas métricas, mientras que la contaminación acuática aumentará de 22 a 42 millones. Incluso formas más dañinas, como la quema a cielo abierto, tendrán incrementos aún mayores, ascendiendo de 56 a 150 millones de toneladas.
Para llegar a esos resultados, la organización menciona que se implementó el modelo denominado Pathways, el cual rastrea la vida del plástico desde la producción hasta su dispersión ambiental con ecuaciones que permiten simular fugas de residuos, emisiones y acumulación de microplásticos, y el resultado ha mostrado que la magnitud del desbalance entre lo que se produce y lo que el planeta puede absorber.
Dentro del periodo de análisis, que abarca 2021 a 2040, distingue ocho arquetipos geográficos según ingresos y densidad de población. Esta estructura muestra que los países con menor infraestructura de manejo de residuos soportan el mayor peso ambiental, pese a ser los menos responsables de la demanda global de plásticos.
Por otro lado, los impactos en la biodiversidad también son centrales. La acumulación de microplásticos en suelos agrícolas, cuerpos de agua y océanos altera funciones ecológicas críticas, desde la fertilidad del suelo hasta la supervivencia de especies marinas. El análisis incluye evaluaciones de toxicidad. Sustancias químicas presentes en productos cotidianos (como plastificantes y retardantes de llama que tienen los cables eléctricos) pueden trasladarse al ambiente y persistir durante décadas.
Otros productos como los envases alimentarios, que pese a su aparente inocuidad, contienen compuestos no intencionales que pueden migrar a los alimentos y al ambiente, lo que la organización subraya como urgente para que las empresas y los gobiernos puedan transparentar la composición química y simplificar los materiales utilizados.
El documento enfatiza que la crisis no es solo de residuos visibles: las externalidades químicas y climáticas del plástico son igual o más dañinas. Durante su producción, muchos polímeros liberan grandes volúmenes de gases de efecto invernadero, lo que agrava el calentamiento global.
¿Por qué ya es una crisis sistémica?
Según un reporte de Zero Carbon Analytics y Eunomia, solo siete países fueron responsables del 66% de la producción mundial de plásticos en 2024. China, Estados Unidos y Arabia Saudita son los mayores productores y, en conjunto, producen el 52% de los plásticos del mundo. Por otro lado, la concentración también se da a nivel empresarial, pues solo 18 compañías son responsables del 51% de la producción total de plásticos.
Ante ello, los resultados del reporte de The Pew Charitable Trusts muestran que el plástico ya no es solo un problema de basura: es una crisis sistémica. Así lo concluye el reporte, que revela cómo este material atraviesa todos los sectores económicos, se acumula en cada etapa de su ciclo de vida y genera impactos que van desde el deterioro ambiental hasta riesgos para la salud humana.
“La contaminación no empieza cuando el plástico se convierte en residuo; comienza desde su producción, continúa durante su uso cotidiano y escala cuando los sistemas de recolección, reciclaje y disposición fallan o son insuficientes”, agrega.