Lo que antes se visualizaba sólo como un escenario a futuro ha comenzado a ser tangible y también de esto ya hay números y proyecciones. Ninguna tan optimista como para dejar el concepto de migración climática de lado.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ya ha dado una proyección, en la que plantea que hacia 2050 –en menos de dos décadas– en México 3.1 millones de personas podrían verse obligadas a migrar por razones climáticas. La proyección del BID sólo toma en cuenta los desplazamientos al interior del país y no los de quienes deberán cruzar alguna frontera o llegarán a México por los mismos motivos.
“Desde el inicio sentí un gran interés por el tema. El Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INEEC) sabe desde hace mucho que es un fenómeno que está pasando y que va a tomar más relevancia porque lamentablemente vamos hacia el peor de los escenarios”, dice Gouritin en entrevista. “Pero el gran cambio que veo es que ahora hay un rostro sobre este fenómeno. Es decir que ya, y eso creo que es muy importante, vemos más allá de los números, vemos rostros y ahora sabemos que es un fenómeno que impacta a la gente”.
Con esto último, Gouritin se refiere a casos como la comunidad de El Bosque, en Tabasco, una población que de a poco ha tenido que dejar sus hogares. Todo porque el nivel del mar ha aumentado de tal manera que ha cubierto las casas, las iglesias, las escuelas, los panteones. El Bosque ha sido la primera población a la que se le ha denominado como desplazados climáticos. Una figura que es todo y nada. Todo porque involucra el reconocimiento de quienes han tenido que desplazarse por los efectos de los cambios en la temperatura. Nada porque ser denominados de esta manera no les garantiza ningún derecho o protección legal.
La figura de desplazado climático es reconocida desde 2016 en la Ley General de Cambio Climático y también se encuentra incluida en las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional, que fueron modificadas en 2022, pero que hasta ahora poco garantizan. “En materia de desplazamiento interno, a la fecha no hay el reconocimiento por un instrumento ad hoc de la figura jurídica y administrativa del desplazado interno”, comenta Armelle Gouritin.
El país incluso no cuenta con un censo de desplazados climáticos ni se ha dado a conocer una política pública para su atendimiento. Existe una propuesta de ley en el Congreso desde hace ya varios años, pero la cual aún no pasa al proceso de ser discutida y, por tanto, no puede ser votada. “Y no es ni de lejos la primera propuesta”, acota Gouritin. “Y también lo que veo es que aún no queda claro cuál institución se va a hacer cargo. Hay muchísimas instituciones que aquí tienen capacidades y pueden tener responsabilidades”.