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La transición energética en quién debe recaer, ¿en Pemex o CFE?

La lucha para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero tiene a las principales empresas generadoras de energía de México en el ojo del huracán de la sostenibilidad.
mié 17 septiembre 2025 05:55 AM
energia y petroleo
Aunque los expertos señalan que la transición energética en México debe ser liderada conjuntamente por Pemex y la CFE, cada una de las empresas debe cumplir con una función social y ambiental estratégica.

En México, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Pemex son las principales empresas que producen electricidad a través de fuentes fósiles como el petróleo, gas natural y el carbón, que según la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) tienen contribuciones gases de efecto invernadero (GEI) del 54%, 36.6% y 8.7%, respectivamente.

Ante esta situación, estas empresas paraestatales juegan un papel relevante para cumplir con las metas ambientales del país a través de una transición energética que permita dar seguridad en el abastecimiento de la población y cumplir con los compromisos que se tienen a nivel internacional para combatir el cambio climático.

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Aunque los expertos señalan que la transición energética en México debe ser liderada conjuntamente por Pemex y la CFE, cada una de las empresas debe cumplir con una función social y ambiental estratégica.

Entre esas funciones, la CFE debe ejecutar proyectos de generación, desarrollo, almacenamiento y distribución de energías renovables para garantizar el abastecimiento, mientras que Pemex debe optimizar sus procesos de hidrocarburos y colaborar con otras instituciones para desarrollar un modelo sostenible de largo plazo.

Isabel Studer, presidenta de Sostenibilidad Global, destacó que México tiene un papel energético muy distinto al resto de América Latina, con desafíos que Brasil, por ejemplo, no enfrenta. Identificó riesgos estructurales clave en el sector energético mexicano, independientemente del cambio climático

“Pemex y CFE, como empresas estatales clave, tienen un rol ineludible en la transición energética de México. Aunque enfrentan profundos desafíos financieros y operativos, la electrificación del transporte y la industria, la inversión en energías renovables, la mejora de la eficiencia y la reducción de emisiones contaminantes ofrecen oportunidades para su redefinición y para fortalecer la seguridad energética del país”, menciona Studer.

El rol de CFE

La Comisión Federal de Electricidad (CFE) atraviesa una de las transformaciones más relevantes de su historia reciente. Este año la CFE presentó el Plan de Fortalecimiento y Expansión del Sistema Eléctrico Nacional 2025-2030, el cual contempla 51 proyectos de electricidad (entre ellos siete proyectos de energía eólica y nueve proyectos fotovoltaicos) y tendrán una inversión estimada de 22,377 millones de dólares con el objetivo de generar 22,674 megawatts (MW).

Los expertos aseguran que la CFE tiene la oportunidad de liderar la electrificación del transporte y la industria, lo que representa una de las soluciones más rápidas para reducir las emisiones de carbono. Este objetivo de caminar hacia la transición energética implicaría una amplia exploración de nuevos negocios para instalar la infraestructura necesaria para permitir el cambio de vehículos de combustión interna por autos eléctricos y sistemas de almacenamiento de energía a gran escala.

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Sin embargo, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) señala que la insuficiencia de recursos se ha visto reflejada también en la aprobación de proyectos de inversión, los cuales han disminuido en los últimos años.

Además la CIEP resalta que se han promovido inversiones en centrales hidroeléctricas pese a su pérdida de capacidad en generación. Por lo anterior, la generación de electricidad con energías limpias es de 24.3%, aún por debajo del objetivo de 35% que se tenía previsto para 2024.

“Si bien CFE construye el parque fotovoltaico Puerto Peñasco, en el norteño estado de Sonora, cuya primera fase tiene una capacidad instalada de 120 MW, solo constituye un rayo entre la vasta nube de hidrocarburos de los que depende la canasta energética mexicana para producir energía renovable”, señaló un reporte de Climate Tracker Latam.

Una reestructura en Pemex

El papel de Pemex en la transición energética de México es de suma importancia, aunque enfrenta desafíos estructurales y una coyuntura compleja. Históricamente, Pemex ha sido una entidad central en el suministro energético del país, pero su rol debe redefinirse para afrontar la crisis climática y las tendencias globales de descarbonización.

Actualmente el país depende en gran medida de los combustibles fósiles, que representan el 86% de su suministro energético primario. Las políticas del gobierno habían sido orientadas a aumentar la extracción de petróleo y gas y la producción de gasolinas y diésel de Pemex, los cuales no se alinean con los objetivos de energía limpia y reducción de emisiones que se han planteado en diferentes acuerdos internacionales.

Por otro lado, existe una creciente presión de inversionistas y bancos para que las grandes empresas, especialmente las petroleras, introduzcan planes de transición y sostenibilidad en sus modelos de negocio.

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En ese sentido, los expertos han declarado que se necesitan establecer arreglos institucionales que reviertan los incentivos perversos en las finanzas de Pemex y mejoren la rendición de cuentas para poder pasar a nuevos modelos de negocio que permitan la oportunidad de reducir la demanda de combustibles fósiles y se concentren en actividades más rentables y planificar el cierre gradual de refinerías deficitarias.

Jorge Plauchú, director de Operaciones de Cercarbono, dijo que que las petroleras están incorporando escenarios climáticos y riesgos (de transición, reputación, mercado, físicos) en sus planes de transición y reportes de sostenibilidad, evolucionando hacia una gobernanza climática donde los consejos de administración vigilan las prácticas ambientales.

Plauchú explicó que se tiene que convivir con la extracción de los hidrocarburos de forma responsable, limpia y con el menor impacto posible, asegurando una transición justa para la sociedad.

“Pemex se encuentra en una situación crítica que exige una profunda transformación. Su papel en la transición energética no es desaparecer, sino adaptar y transformar sus operaciones para ser más eficientes, menos contaminantes y diversificarse hacia nuevas áreas de negocio, contribuyendo a la seguridad energética de México y al cumplimiento de sus compromisos climáticos”, agregó.

Por otro lado, David Aviles, Partner de DHG indicó que que el trabajo de las petroleras, que siempre lo hemos hecho bien, es el tema de la eficiencia, el tema cómo mejorar procesos. Avilés resaltó que ahí reside el área de oportunidad para mejorar la quema, la identificación y reparación de fugas, y la credibilidad.

Aviles propone la implementación de políticas públicas para definir hojas de ruta y estrategias que garanticen la viabilidad de los proyectos desde todas las perspectivas (económicas, técnicas, sociales, ambientales, regulatorias). También abogo por la estandarización del proceso de revisión de proyectos utilizando metodologías de Naciones Unidas.

"Si el humano no está en el centro de la conversación, nada de lo que hagamos vale la pena", enfatizó.

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