El análisis sostiene que la expansión del torneo y las asociaciones con grandes contaminadores amenazan con duplicar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y exponen a jugadores y aficionados a condiciones extremas de calor e inundaciones.
Para 2026, la Copa Mundial pasará de 32 a 48 equipos, lo que generará un aumento en las emisiones globales, pues se requiere de mover a más personas no solo a donde será el mundial, sino también entre los tres países en donde se realizará el torneo. Solo en 2026, el traslado de equipos y aficionados por Norteamérica representaría 7.72 millones de tCO2e, cuatro veces más que en los torneos previos.
Se estima que la huella del transporte aéreo aumentará entre 160% y 325% debido a la dispersión geográfica de las sedes.
A esto se suman las emisiones por la remodelación de estadios y los acuerdos con grandes contaminadores, por ejemplo Aramco, que es considerada la petrolera más contaminante del planeta, y que condudirá hasta 30 millones de tCO2e adicionales por el aumento de ventas. Qatar Airways, otro patrocinador relevante, aportará entre 3.3 y 5.8 millones de tCO2e más. Estas emisiones inducidas, advierte el estudio, superan las generadas por el propio torneo.
Vulnerabilidad climática
En el plano físico, el Mundial de 2026 podría convertirse en una gira de vulnerabilidad climática, según el Environmental Defense Fund, ya que ocho de los 16 estadios del torneo requerirán intervención ambiental inmediata, y seis enfrentarán estrés por calor extremo.
Miami, Houston, Monterrey y Dallas, enfrentan múltiples riesgos combinados, incluyendo calor extremo, inundaciones repentinas, vientos extremos y escasez de agua. Estadios como el NRG Stadium de Houston y el AT&T Stadium de Dallas superarán los límites de seguridad térmica establecidos por la FIFA, mientras que el Hard Rock Stadium de Miami está expuesto a riesgos críticos de inundación y huracanes, mientras que el Estadio Azteca y el Estadio Akron se enfrentan a severos problemas de estrés hídrico.
“Los riesgos específicos que están impactando la jugabilidad, la seguridad de los participantes y la infraestructura son: calor extremo, inundaciones y lluvias extremas, sequía y escasez de agua y mala calidad del aire”, menciona Jérémy Houssin, líder de Sostenibilidad e Impacto en Common Goal.