En todos estos lugares, compartimos la ciudad, ya sea por largos períodos o en circunstancias breves somos usuarios de ella, por lo tanto es muy importante mejorar y dignificar lo público, porque es de todos.
No podemos soslayar que los recorridos peatonales se enfrentan constantemente a obstáculos y barreras, cruceros peligrosos, las superficies de las aceras desiguales y deterioradas, con considerables diferencias de altura en guarniciones, agujeros y ausencia de registros o tapas de instalaciones subterráneas desniveladas, árboles inadecuadamente ubicados o mal podados, ese es el escenario cotidiano para nosotros como ciudadanos de a pie, queda mucho por hacer en nuestra ciudad para mejorar los senderos peatonales.
Ahora bien, en plazas y jardines o parques públicos emblemáticos, ahí sí se presenta un avance considerable, se ha logrado establecer un código de elementos a instrumentar; buenos pavimentos, elementos vegetales de identidad, accesibilidad universal, mobiliario urbano adecuado, novedoso y resistente, fuentes de nueva generación e iluminación y alumbrado público eficiente y de ahorro energético, bolardos para definir límites y protecciones así como esquinas desvanecidas en rampas para evitar las guarniciones, lo anterior forma parte de una familia de materiales y elementos armónicos que brindan identidad urbana.
La calle y la bici, el binomio de la movilidad
En cuanto a la movilidad alternativa compuesta fundamentalmente por Ecobici, hay que resaltar que la bicicleta es un vehículo que nos transporta al igual que otros sistemas como Metrobús, Trolebús y Cablebús, convirtiéndose en una opción real para trasladarse en las zonas centrales y planas de la ciudad, a pesar de las limitaciones para cierto perfil de usuarios y por las eventuales condiciones del clima, sin embargo es una alternativa cuando es posible, al cansado e individualizado automovilista urbano encapsulado en su vehículo que invierte varias horas diarias en sus traslados.
Ecobici es por esencia espacio público, al ser un sistema que ofrece al usuario recorrer la ciudad e interconectarse con buena parte de sus colonias y áreas centrales, no solo es espacio público por los puntos emblemáticos que toca o por la ubicación de sus estaciones en espacios singulares, lo es porque toda su red se desarrolla en el espacio a cielo abierto, todas sus trayectorias suceden en el exterior, compartiendo la estructura comunitaria de la urbe, su escala es de mayor espectro al de cualquier lugar específico.
El filósofo y semiólogo francés Roland Barthes decía que a las ciudades actuales las conocemos y vivimos en tránsito, en permanente movimiento, no como antes en unos cuantos puntos, sino lo hacemos recorriéndolas de un extremo a otro por necesidad y en ocasiones por gusto, debido a las largas distancias ya genéricas de las ciudades actuales, somos ciudadanos dinámicos, no estáticos .