La diversidad, equidad e inclusión (DEI) son pilares fundamentales para construir sociedades más justas y prósperas, además de ser un factor clave en la toma de decisiones estratégicas y la competitividad empresarial. En un entorno global cada vez más polarizado, algunas administraciones han optado por eliminar iniciativas DEI—como el reciente decreto del expresidente Donald Trump en Estados Unidos—afectando su implementación en los sectores público y privado.
Gobernanza climática y el impacto de suprimir la diversidad, equidad e inclusión

Este retroceso tiene implicaciones directas no solo en la agenda de género, por la que millones de mujeres han luchado durante décadas, sino también en la capacidad de las empresas para atraer talento, gestionar riesgos y fomentar la innovación en un entorno de negocios cada vez más desafiante.
Las empresas con equipos directivos diversos superan en desempeño financiero a aquellas con estructuras homogéneas. Un estudio de la consultora internacional McKinsey & Company encontró que, en 2023, las compañías en el cuartil superior de diversidad étnica y de género en sus equipos ejecutivos tenían un 36% más de probabilidad de superar en rentabilidad a sus pares.
En México, la paridad de género en los niveles de toma de decisión sigue siendo una asignatura pendiente. De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), la representación femenina en los consejos de administración se mantiene estancada en 13%, mientras que en direcciones generales disminuyó del 4% al 3%, entre 2023 y 2024.
Frank Dobbin, director del Departamento de Sociología en la Universidad de Harvard, ha señalado que los programas DEI bien diseñados generan culturas organizacionales más resilientes, donde las decisiones se enriquecen con múltiples perspectivas. En el contexto de la gobernanza climática, esto se traduce en estrategias más sólidas para mitigar riesgos ambientales y capturar oportunidades en la transición hacia economías bajas en carbono.
La exclusión de talento diverso no solo afecta la innovación dentro de las empresas, sino que también pone en riesgo su capacidad de atraer a nuevas generaciones de profesionales. Según un informe de Deloitte, el 80% de los millennials y la Generación Z consideran la diversidad y la inclusión como factores clave al elegir un empleador. En un contexto donde la urgencia por la descarbonización de la economía y la transición energética exigen modelos de negocios y soluciones tecnológicas de vanguardia, marginar la diversidad es una estrategia miope que puede llevar a la obsolescencia empresarial.
Una gobernanza climática efectiva exige que los consejos de administración cuenten con una composición diversa en conocimientos, aptitudes, experiencia y trayectorias. Solo así podrán analizar y tomar decisiones estratégicas con una visión integral de los riesgos y oportunidades que plantea la crisis climática. La exclusión de iniciativas DEI no solo limita la capacidad de las empresas para abordar estos desafíos con perspectivas innovadoras, sino que también erosiona la confianza y la colaboración entre compañías, inversionistas y reguladores, debilitando la respuesta colectiva empresarial ante la emergencia climática.
Sin diversidad en los equipos de liderazgo, las estrategias corporativas tienden a ser reactivas y costosas, en lugar de ser preventivas o proactivas. Como lo señala el Foro Económico Mundial, mientras que, en algunas regiones, como América Latina, los esfuerzos por la equidad de género están cobrando impulso, en otras partes las empresas han empezado a recortar presupuestos y programas DEI, debido a la incertidumbre económica y la presión política. No obstante, aquellas que las han mantenido demostraron mayor estabilidad, capacidad de adaptación y un mejor rendimiento en sus inversiones.
El sector privado en México, y especialmente los consejos de administración, tienen la oportunidad de liderar con el ejemplo y materializar lo establecido en instrumentos como el Código de Principios y Mejores Prácticas del Consejo Coordinador Empresarial, que destaca la importancia de la participación de la mujer y el enfoque de diversidad e inclusión en su conformación.
Además de un imperativo ético, la diversidad, equidad e inclusión son componentes estratégicos para fortalecer la toma de decisiones, gestionar riesgos climáticos y garantizar el valor y la permanencia de las empresas en el largo plazo. Empresas que priorizan la inclusión están mejor posicionadas para adaptarse a un entorno de negocios en rápida transformación, aprovechar las oportunidades que ofrece la descarbonización de la economía y desarrollar estrategias sólidas de adaptación climática.
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Nota del editor: Jimena Marván Santín es Directora Ejecutiva del «Capítulo Cero México» de la Iniciativa de Gobernanza Climática del Foro Económico Mundial. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.
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