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El liderazgo tóxico dentro de las organizaciones

Las organizaciones que aspiran a ser sostenibles deben entender que la salud emocional y psicológica de su gente es un activo estratégico, no un tema secundario.
mar 14 octubre 2025 06:03 AM
El liderazgo tóxico dentro de las organizaciones
El liderazgo tóxico es un riesgo social y de gobernanza. No solo destruye equipos; erosiona los valores, la ética corporativa y la reputación institucional, apunta Omar Flores Fonseca. (iStock)

Hola, queridos lectores.

Continuando con los temas controvertidos del mundo ESG, uno de los factores más determinantes —como mencioné en mi columna anterior — es el factor humano dentro de las organizaciones. Con frecuencia, tanto en grandes corporativos como en empresas medianas, observamos cómo colaboradores valiosos abandonan el barco, son despedidos injustamente o reducen drásticamente su desempeño por una razón que muchas veces la alta gerencia no percibe o, peor aún, decide ignorar: la presencia de líderes tóxicos.

Si es que puede llamárseles líderes.

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Estas personas suelen arrastrar problemas de autoestima y conductas disfuncionales que, al llegar a posiciones de poder, se transforman en actitudes autoritarias. Creen que su jerarquía les otorga el derecho de maltratar, manipular o descalificar a otros. Son, con frecuencia, misóginos, controladores y narcisistas, incapaces de permitir que alguien más brille. Suelen apropiarse del trabajo ajeno y neutralizar a quienes destacan, pues perciben el talento de sus colaboradores como una amenaza a su pequeño feudo de poder.

Son tiranos con sus equipos y encantadores con sus superiores: un doble rostro que distorsiona la percepción organizacional y mina la cultura interna. Lo menciono con conocimiento de causa, pues lo viví en carne propia en una gran corporación. También lo he visto repetirse en historias de amigos y colegas, e incluso en la experiencia de mi esposa.

Desde una perspectiva ESG, este fenómeno tiene una lectura clara: el liderazgo tóxico es un riesgo social y de gobernanza. No solo destruye equipos; erosiona los valores, la ética corporativa y la reputación institucional. Por ello, las empresas verdaderamente sostenibles deben fomentar y proteger canales de denuncia internos que inspiren confianza, garanticen anonimato (cuando así se requiera) y eviten represalias. Ningún sistema de integridad será efectivo si un colaborador teme levantar la voz.

Asimismo, es indispensable contar con equipos de Ética Corporativa imparciales, altamente capacitados y libres de conflictos de interés, capaces de analizar los casos con rigor, objetividad y sensibilidad. Y claro, hay que reconocer el reverso de la moneda: también existen denuncias falsas o malintencionadas. Por eso la investigación debe conducirse con profesionalismo, equilibrio y evidencia verificable, evitando injusticias para cualquiera de las partes.

Vivimos en un entorno empresarial que exige coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Las organizaciones que aspiran a ser sostenibles deben entender que la salud emocional y psicológica de su gente es un activo estratégico, no un tema secundario.

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Les dejo una reflexión: un liderazgo auténtico no se mide por la autoridad, sino por la capacidad de inspirar, proteger y desarrollar a otros. Los líderes que dejan huella son aquellos que elevan el potencial de su equipo, no los que lo apagan.

En la nueva era de la sostenibilidad, la verdadera ventaja competitiva será la cultura organizacional libre de miedo, construida sobre respeto, ética y propósito compartido.

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Nota del editor: Omar Flores Fonseca se ha desempeñado como banquero corporativo para BBVA y Citibank, posteriormente y con más de 15 años de experiencia incursionó en el área de AML en Citi coordinando 23 países de Latam y posteriormente a fue llamado por el área de cumplimiento normativo (Compliance), como Director de PLD para todo el grupo financiero BBVA México y mas recientemente como Director de Customer Compliance y Financial Markets & Sustainability. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

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Opinión Liderazgo Empresas

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