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COP 30, una oportunidad histórica para Latinoamérica, un bien común para el mundo

No solo fue un evento de negociación, fue un llamado a la acción que podría cambiar la forma en que los negocios y la sostenibilidad coexisten.
vie 28 noviembre 2025 06:02 AM
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La COP 30 en Belém fue un parteaguas para que la región se posicionara como líder en la lucha contra el cambio climático y en la promoción de un desarrollo sostenible, apunta Manuel Solano. (Foto: MAURO PIMENTEL/AFP)

La COP 30, que se llevó a cabo en Belém, Brasil, representó un momento histórico no solo para dicho país, sino para el mundo entero. No es casualidad que el corazón de la Amazonia haya sido elegido sede de este encuentro pues es una región donde los impactos del cambio climático son particularmente agudos, por lo que fue un escenario ideal para exhortar a las partes a sumar frente al calentamiento global. La COP 30 no solo fue un evento de negociación, fue un llamado a la acción que podría cambiar la forma en que los negocios y la sostenibilidad coexisten.

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¿Cuál es el panorama global en el que se desenvolvió esta COP?

- China se está posicionando como un líder climático, intensificando la electrificación de su economía con energía limpia, continuando su apoyo a las instituciones multilaterales y anunciando nuevos objetivos climáticos.

- La UE enfatizó una mayor mitigación climática, adaptación y financiamiento para esta COP, pero ofreció un plan climático más débil de lo esperado debido a las preocupaciones de competitividad de algunos estados miembros.

- El sur global se ha vuelto más asertivo en el escenario internacional, incluyendo la justicia y el financiamiento climático, así como la valoración de los activos naturales.

- Latinoamérica cuenta con iniciativas de descarbonización donde también se están formando alianzas para el financiamiento verde, lo que subraya la importancia de la colaboración en la transición hacia economías más sostenibles.

- México cuenta con una Estrategia Nacional de Cambio Climático, en la versión presentada en 2016, el país se comprometió a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 50% para el año 2050, tomando como referencia el año 2000.

Esta reunión se desarrolló como una de las más críticas en la historia de las negociaciones climáticas. Con el aumento de la temperatura global, los últimos 10 años más calurosos de los que se tenga registro y la creciente frecuencia de fenómenos climáticos extremos, es imperativo que los países se comprometan a reducir rápidamente las emisiones de GEI. La ciencia indica que, si no se toman medidas drásticas y se plantean planes ambiciosos de combate podríamos superar el umbral de 1.5 grados Celsius en tan solo una década, lo cual tendrá repercusiones globales, especialmente en los países en desarrollo que son más vulnerables a estos cambios como lo es el caso de México y el sur global.

Para que la pasada COP30 sea verdaderamente efectiva, es necesario que los compromisos se traduzcan en acciones concretas, un ejemplo de ello es la EY House, un espacio multisectorial que buscó facilitar la implementación de la agenda climática y fomentar el diálogo entre líderes de diferentes sectores sobre soluciones a largo plazo. Ahora que finalizó la COP, dicho espacio será la sede de la Secretaría de los Pueblos Indígenas del Estado de Pará, lo que contribuirá a su legado tanto físico como social en la región.

La comunidad empresarial debe reconocer que invertir en sostenibilidad no solo es un deber ético, sino también una oportunidad económica. Las energías renovables, por ejemplo, representan una gran oportunidad para Latinoamérica, especialmente para México, en un contexto caracterizado por la llegada de inversiones por medio del nearshoring.

Además, el sector financiero tiene un papel crucial que desempeñar. La creación de mecanismos de financiamiento que apoyen proyectos sostenibles y la valorización de los servicios ecosistémicos son fundamentales para atraer inversiones. Los datos muestran que una gran mayoría de los inversionistas institucionales ya consideran la pérdida de biodiversidad como un riesgo financiero material. Esto subraya la necesidad de auditar los impactos climáticos y naturales de las inversiones, así como de fomentar asociaciones multisectoriales que desbloqueen el potencial de la socio-bioeconomía de Latinoamérica.

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En conclusión, la COP 30 en Belém fue un parteaguas para que la región se posicionara como líder en la lucha contra el cambio climático y en la promoción de un desarrollo sostenible. Es el momento de que los líderes empresariales, los gobiernos, las comunidades indígenas y la sociedad civil trabajen juntos para construir un futuro en el que la sostenibilidad y los negocios no sean conceptos opuestos, sino aliados en la búsqueda de un mundo más justo y equilibrado. Hay que delinear el futuro de Latinoamérica con responsabilidad, pero principalmente con la conciencia de qué sí podemos hacer desde nuestra cancha en pro del planeta. Que la COP30 sea un hito de la sostenibilidad para toda la región. México no se debe quedar atrás, hoy es el momento para redoblar esfuerzos y cerrar la brecha contra el cambio climático. A todos nos conviene.

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Nota del editor: Manuel Solano es Socio Director Regional de EY Latinoamérica y Director General de EY México. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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Opinión COP30 en Brasil America Latina

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