Los hallazgos muestran que los incendios forestales de Los Ángeles fueron probablemente los más costosos de la historia, con pérdidas aseguradas que alcanzaron los 60.000 millones de dólares. A esto le siguió una avalancha de tormentas en el centro y sur de Estados Unidos, incluyendo varios tornados destructivos.
Este balance récord podría no haber sido publicado nunca, ya que el seguimiento de los desastres climáticos más costosos fue abruptamente interrumpido en mayo por la administración Trump.
La base de datos que mantenía desde 1980 la Agencia Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) fue víctima de los importantes recortes presupuestarios tras el regreso del republicano a la Casa Blanca en enero.
Esta decisión, percibida como ideológica debido a la ofensiva climatoescéptica liderada por Trump, fue condenada por los demócratas y las organizaciones ambientales, pero también por expertos encargados de evaluar los riesgos en los sectores de seguros.
"Este conjunto de datos era sencillamente demasiado importante como para que dejara de actualizarse, y el pedido de reactivación provino de todos los sectores de la sociedad", declaró a la AFP Adam Smith, quien dirigió esta base de datos durante 15 años.
El climatólogo, que renunció en mayo a la NOAA debido a un entorno para la ciencia "cada vez más difícil", se esfuerza desde entonces por continuar este trabajo dentro de la oenegé Climate Central con diversos expertos en meteorología, economía e incluso gestión de riesgos.
Smith aspira a ampliar en el futuro la base de datos con los desastres naturales que causan menos de 100 millones de dólares en daños, actualmente no contabilizados, con el fin de reflejar mejor "las repercusiones considerables en la vida y los medios de subsistencia de las poblaciones" de los eventos de menor magnitud.