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Las empresas pueden aprovechan beneficios fiscales para financiar energía limpia

FinSolar impulsa la transición energética adaptando al país el modelo de tax equity, que permite a las empresas invertir en energía solar y recibir de inmediato beneficios fiscales.
mar 12 agosto 2025 05:55 AM
energía solar
En México, alrededor del 7% del consumo eléctrico proviene de fuentes solares.

La adopción masiva de energía solar en México enfrenta un obstáculo conocido: falta de inversión. Para muchas empresas, instalar paneles fotovoltaicos no es su negocio principal y requiere un capital que compite con otras prioridades.

FinSolar, una climatech mexicana fundada en 2019, propone una solución financiera para eliminar ese freno, el tax equity, un modelo financiero que en Estados Unidos ha sido pieza clave para el despliegue masivo de renovables, pues más de un tercio de los proyectos de energía renovable se han financiado con este método, de acuerdo con el Consejo Americano de Energías Renovables (ACORE, por sus siglas en inglés).

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“El tax equity es una forma de aprovechar al máximo los incentivos fiscales, los beneficios fiscales en la ley para que las empresas puedan invertir en proyectos de energía renovable sin usar su capital o minimizando el uso de capital”, explica Ian de la Garza, fundador de FinSolar.

¿Qué es y cómo funciona el tax equity?

En términos prácticos, el tax equity permite que un tercero con capacidad fiscal (el inversionista) aporte capital a un proyecto renovable y, a cambio, reciba los beneficios fiscales asociados, principalmente deducciones y créditos, que la ley otorga por invertir en equipos y generación limpia. Esa entrada de capital reduce la necesidad de recurrir a la propia caja del desarrollador o a deuda tradicional, baja el costo total del proyecto y acelera el retorno económico del inversionista.

FinSolar utiliza esta herramientas combinada con PPA, (power purchase agreements), contratos en los que un desarrollador financia, instala y opera el sistema y vende la energía al cliente a una tarifa pactada, en general inferior a la tarifa de la red, garantizando ahorros regulares para ofrecer alternativas más baratas y económicamente atractivas.

Así, la empresa captura desde el primer momento el beneficio fiscal (por ejemplo, la posibilidad de deducir la inversión), pero en lugar de gestionar e instalar los sistemas en todos sus sitios —algo que puede no ser viable por límites de espacio, contratos o factores técnicos— invierte en un vehículo que FinSolar administra.

“La empresa invierte y esos sistemas nos los dan a nosotros a operar a través de un contrato de operación”, dice de la Garza. Los paneles se instalan en granjas solares o techos de terceros y la empresa inversora recibe un rendimiento económico ligado a la producción que FinSolar vende en el mercado.

Ese diseño persigue dos efectos concretos: 1) trasladar a la empresa el beneficio fiscal inmediato (en México la Ley del Impuesto sobre la Renta contempla la deducción al 100% de la inversión en bienes para generación de energía a partir de fuentes renovables), y 2) bajar el costo de capital del proyecto para que los precios de venta de energía sean competitivos.

Desde su creación, FinSolar ha movilizado 600 millones de pesos a través de tax equity y financiamiento tradicional y proyecta colocar 5,000 millones de pesos entre ahora y 2028, apoyándose en alianzas con capital global.

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No es magia financiera

El tax equity no es trivial. Su adopción requiere experiencia fiscal, estructuras legales cuidadas y actores dispuestos a aprovechar beneficios fiscales. En Estados Unidos muchos bancos e instituciones tradicionales asumieron ese rol; en México, por la juventud del mercado y la falta de estandarización, FinSolar explica que tuvieron que ensamblar internamente capacidades fiscales y operativas.

También hay límites físicos: en el segmento de autoconsumo distribuido no todos los techos o instalaciones permiten abarcar grandes bloques de generación; por eso FinSolar combina la división financiera (inversiones) con otra división operativa que vende energía con PPA y construye los sistemas, buscando sinergias entre ambas.

La compañía trabaja principalmente con empresas medianas y grandes del sector manufacturero, logístico y de retail, así como con corporativos con consumo intensivo de electricidad.

Para especialistas de la Asociación de Industrias de Energía Solar, el tax equity, bien estructurado, puede ser una palanca poderosa para acelerar la adopción de energías renovables pues convierte incentivos fiscales en capital que baja el costo del proyecto y, vía contratos como los PPA, permite que empresas accedan a energía más barata sin exponerse a la inversión directa en activos.

A finales de 2024, la Asociación Mexicana de Energía Solar (Asolmex) reportó que el total instalado creció a 12 gigawatts, que producen alrededor de 24,500 gigavatios hora, lo que equivale a aproximadamente 7% del consumo eléctrico nacional, por lo que hay un margen amplio de crecimiento para este mercado.

“Las empresas pueden ser el motor de la transición en México. No el gobierno, no los individuos, sino las empresas. Son el problema y son la solución”, dice De la Garza.

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Beneficios fiscales Energía solar

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