El Encuentro+B Amazonia 2025, celebrado en Belém, Brasil, sede de la próxima Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP30), abrió con un homenaje a Andrew Kassoy, cofundador de B Lab, recientemente fallecido. Su legado inspira la idea de que las empresas pueden ser agentes de transformación, si colocan a las personas en el centro y reconocen su responsabilidad hacia la vida en todas sus formas.
El cuidado, entendido como responsabilidad integral hacia los otros y hacia el entorno natural, va más allá de la filantropía o la gestión ambiental.
Según Ronald Sistek, director ejecutivo de Coherencia Organizacional, solo es posible si se resignifican aspectos centrales del quehacer empresarial, como los propósitos, las cadenas de suministro, los estilos de liderazgo y las estructuras de gobernanza.
Para las empresas, incorporar el cuidado en su propósito puede significar repensar su cultura y funciones esenciales.
“El cuidado es una estrategia ganadora en la vida y en los negocios, porque crea conexión”, dijo Jay Coen Gilbert, cofundador de B Lab Global. Así, cuando las organizaciones generan una cultura de cuidado, más que imponer reglas, las personas y comunidades desean ser parte de ella.
Este planteamiento conecta con debates internacionales. De hecho, la OCDE y la ONU han insistido en que la transición hacia economías bajas en carbono requiere nuevos indicadores de éxito, donde el bienestar humano y la integridad ambiental tengan el mismo peso que el crecimiento económico.