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Más allá de las ganancias: la nueva economía centrada en el cuidado

Cuidar a las personas que colaboran en una empresa, que consumen sus productos o servicios y a sus cadenas de suministro, puede ser un catalizador para el éxito de una compañía.
jue 04 septiembre 2025 05:55 AM
economia y personal
Los expertos y organizaciones señalan que el cuidado debe ser entendido como responsabilidad integral hacia los otros y hacia el entorno natural, va más allá de la filantropía o la gestión ambiental.

Belém, Brasil. En la puerta de la amazonia brasileña, empresas, activistas y líderes de Sistema B exploran la urgencia de cambiar el modelo económico y un nuevo concepto emerge: la economía del cuidado. No se trata de un sector productivo, sino de una forma diferente de pensar y actuar en la que se pone en el centro a las personas y al planeta.

Este concepto apunta a trascender las métricas tradicionales de éxito económico y a replantear los modelos de negocio bajo principios de identidad ampliada, transformación cultural y armonía con los ecosistemas.

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El Encuentro+B Amazonia 2025, celebrado en Belém, Brasil, sede de la próxima Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP30), abrió con un homenaje a Andrew Kassoy, cofundador de B Lab, recientemente fallecido. Su legado inspira la idea de que las empresas pueden ser agentes de transformación, si colocan a las personas en el centro y reconocen su responsabilidad hacia la vida en todas sus formas.

El cuidado, entendido como responsabilidad integral hacia los otros y hacia el entorno natural, va más allá de la filantropía o la gestión ambiental.

Según Ronald Sistek, director ejecutivo de Coherencia Organizacional, solo es posible si se resignifican aspectos centrales del quehacer empresarial, como los propósitos, las cadenas de suministro, los estilos de liderazgo y las estructuras de gobernanza.

Para las empresas, incorporar el cuidado en su propósito puede significar repensar su cultura y funciones esenciales.

“El cuidado es una estrategia ganadora en la vida y en los negocios, porque crea conexión”, dijo Jay Coen Gilbert, cofundador de B Lab Global. Así, cuando las organizaciones generan una cultura de cuidado, más que imponer reglas, las personas y comunidades desean ser parte de ella.

Este planteamiento conecta con debates internacionales. De hecho, la OCDE y la ONU han insistido en que la transición hacia economías bajas en carbono requiere nuevos indicadores de éxito, donde el bienestar humano y la integridad ambiental tengan el mismo peso que el crecimiento económico.

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El movimiento global de empresas B ofrece un ejemplo práctico de cómo el cuidado puede traducirse en reglas corporativas. Actualmente, más de 10,000 compañías en 100 países están certificadas bajo esta metodología, que exige demostrar impacto positivo en trabajadores, comunidades y medioambiente.

A partir de 2026, los estándares se harán más estrictos y se pedirá un mínimo en siete categorías para obtener la certificación, de tal manera que las organizaciones tengan una coherencia entre propósito, modelo de negocio y gobernanza.

Para Coen, el cuidado no es un gesto blando, sino una estrategia eficaz para los negocios, porque genera confianza, fortalece la cohesión social y reduce la exposición a conflictos.

“Cuando damos cuidado, recibimos cuidado en retorno. Funciona como una ley natural”, señaló Coen.

Informes de Deloitte y PwC destacan que las empresas con culturas de cuidado presentan menores tasas de rotación laboral y mayores niveles de innovación, factores clave cuando se aborda el éxito empresarial.

El énfasis en el cuidado también coincide con la evolución de los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés), donde los inversionistas han comenzado a priorizar empresas capaces de generar resiliencia a largo plazo.

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Según Bloomberg Intelligence, los activos bajo gestión con criterios ESG superarán los 40 billones de dólares en 2030, con foco en empresas que integren justicia social y acción climática.

Además, el Foro Económico Mundial, en su Future of Jobs Report 2025, señala que la economía de impacto y los modelos centrados en el bienestar colectivo serán diferenciales de competitividad en la próxima década.

Por ello, la economía del cuidado no es únicamente un concepto académico o un discurso inspirador, puede traducirse en ventajas competitivas concretas.

Empresas que priorizan el bienestar integral de sus empleados y comunidades logran mayor retención de talento, reputación positiva y acceso a mercados sostenibles.

El reto es escalar estas prácticas más allá de casos aislados. De cara a la COP30, América Latina tiene la oportunidad de posicionar la economía del cuidado como aporte regional a la transición global.

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ESG Organización de las Naciones Unidas

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