Amalia García, senadora y presidenta de la Comisión de Seguimiento de la Agenda 2030 en el Senado de la República, expresó un gran entusiasmo y compromiso con la iniciativa de la Ley de Beneficio e Interés Común (Ley BIC), pues considera que la nueva visión debe ser de largo plazo, responsable y comprometida con la sostenibilidad, pensando en la vida actual y en las generaciones futuras.
“Coincido con lo dicho por el Secretario General de las Naciones Unidas (ONU) en que la época del calentamiento global ha terminado e inicia una era de ebullición global. Se requiere otra forma de producir, una economía diferente que garantice que la producción sea amigable con el planeta, pues no hay plan B, no hay un planeta B”, agregó García.
García resaltó que las organizaciones y las empresas de este rubro pueden verla como una aliada clave que busca utilizar su liderazgo en la Comisión de Seguimiento de la Agenda 2030 para garantizar que esta legislación sea asumida como una causa común en el Congreso de la Unión.
Por su parte, Gemma Santana, activista, empresaria e impulsora de la iniciativa, destacó que esta Ley promueve un modelo en el que se reconozca a las empresas sociales y ambientales que han resuelto problemas sin subsidios del gobierno, sin recursos, y que han sabido innovar con una visión distinta a la empresa tradicional.
Santana dijo que una empresa no puede limitarse a la creación de empleos y pago de impuestos; se necesita evolucionar. Por ello, resaltó que es indispensable impulsar esta iniciativa para generar un efecto cascada en la sociedad, con una descentralización de la solución de los problemas y una ciudadanía menos dependiente del gobierno que fomente la cooperación.
Lila Gasca, directora de Responsabilidad Social y pro bono de Hogan Lovells, comentó que actualmente el país va muy atrás en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a solo cinco años de su corte. Sin embargo, Gasca reconoció que el modelo de negocio BIC hace posible que se pueda adelantar en ese camino al integrar a empresas de todos los tamaños.
“Los principales requisitos (en la iniciativa) son integrar genuinamente el propósito de generar impacto social y ambiental, identificar a los beneficiarios directos del impacto, y garantizar la trazabilidad. No existe una complejidad técnica o administrativa para las pequeñas y medianas empresas más allá de lo que ya hacen o de lo que se exigirá con las normas de información sostenible”, subrayó.