Por una parte, el panorama parece positivo. Granjas solares proliferan en los desiertos chinos, el país instaló más plantas renovables el año pasado que toda la capacidad existente en Estados Unidos, y el presidente Xi Jinping asumió los primeros compromisos del país en materia de reducción de emisiones.
Pero en el primer semestre del año, la capacidad de generación de energía con carbón también creció, alcanzando el nivel máximo en la última década.
China dio cuenta de 93% de las nuevas plantas de carbón en 2024, según el Centre for Research on Energy and Clear Air (CREA), un centro de estudios fundado en Helsinki.
Una razón es la estrategia de China de construir "antes de romper", indicó Muyi Yang, analista energético del centro de estudios Ember.
Las autoridades temen abandonar el sistema antiguo antes de que las renovables estén totalmente operativas, señaló Yang.
Como "un niño que aprende a caminar", dijo, "habrá tropiezos como interrupciones de suministro, aumentos de precio, y si no los administras, te arriesgas a perder el apoyo del público".
El país sufrió cortes energéticos en 2021-22 por una falta de ajuste entre la demanda, problemas de la red y un clima extremo.
Para evitar que se repitan los apagones, las autoridades impulsan la capacidad energética a carbón, aunque esté reservada solo para emergencias, según expertos.